El estigma
Fecha: 07/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... respondiéndole
"Por supuesto que se lo contaré".
»Comprendió el error pero ya era demasiado tarde; aunque, no obstante, se sentía intranquilo con lo que acababa de decirla. Salieron por fin del parque y sorpresa, se toparon con Elena y sus amigos. Una simple ojeada de Elena a Ana, que burlonamente la miraba, hizo que entendiera todo lo sucedido, y la confirmación vino cuando se fijó en el ojeroso, sudoroso, rostro de su hermano, de Víctor. Ella, Elena, miraba extrañamente a su hermano, hasta que, suspirando, soltó
"Anda maricón, y que no tienes suerte ni na"
»Y al momento se oyeron las carcajadas de sus amigos y el rostro de Víctor, ante eso, se puso no ya rojo, sino granate; pero logró controlarse, contener la rabia que le inundaba y, recordando la imagen de su hermana con Ana, hasta atada, sarcásticamente le soltó
“Con esa faldita pareces una hermosa bollera".
»El golpe hizo efecto; Elena cambió su semblante risueño, por un mueca de dolor. Sus facciones se tensaron. En las pupilas de sus ojos lágrimas aparecieron mientras se apretaba los dientes. Nos despedimos, era un gilipollas, pero ella se lo había buscado.
»En casa, en pelotas con solo el pantalón del pijama, Víctor se tumbó en el sillón con un buen trago de whisky. Le remordía la conciencia por haberla humillado en público entre sus colegas y estaba dispuesto a pedirla perdón cuando volviera. Pero su imagen desnuda, ataba, gimiendo, mientras Ana la golpeaba en sus glúteos y esa pelvis negra ...
... azabache en contraste con su blancuzca piel; no podía evitarlo, se excitaba y se excitaba, más y más, recordando aquellas imágenes de su hermana y Ana… Y se empezó a masturbar. Ajeno al mundo exterior seguía con su imaginario deseo, cuando sintió que alguien estaba a sus espaldas; era su hermana, Elena, que había entrado en casa sin que él se percatara. Él se quede rígido, ella le miró y, fijándose descaradamente en la fraternal “herramienta”, dijo, henchida de desprecio hacia él,
"Mucha “dinamita” para tan poco hombre"
»Ni entonces sabría decir, a ciencia cierta, qué fue si fue la excitación, el alcohol, sus provocadoras palabras, o el lujurioso cuerpo femenino, pero la cosa es que perdió la cabeza; se levantó y sin pensarlo siquiera le cruzó la cara de un guantazo. Ella, tras el golpe, se abalanzó contra él, cual tigresa enfurecida, pero siendo más fuerte, el hombre la tomó por una muñeca, retorciéndosela hacia atrás hasta inmovilizarla, mientras le decía
Ahora vas a saber de lo que es capaz de hacer el maricón de tu hermano.
»Sencillamente, la tumbó, inmovilizada, boca abajo; le subió la corta faldita arrancándole a puros tirones la mínima braguita tanga, descubriendo las sugestivas nalgas y el parduzco agujerito. La empezó a azotar, ella se rebelaba, trataba de zafarse, chillaba, gemía y lloraba… Pero a él todo le daba igual, cacheteando, meticulosamente, una y otra y otra vez más esas nalgas que iban tornándose antes que rojas, carmesíes… Y el masculino miembro de ...