1. El estigma


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Gays Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... medita la respuesta. Finalmente le preguntar.
    
    ¿Estás solo?
    
    A Víctor le sorprende la pregunta, por lo que responde con un lacónico "sí"; demasiado solo, piensa.
    
    Bien, entonces espérame en la cafetería, cojo el coche y yo te llevo.
    
    Pero...
    
    Víctor, mira el móvil incrédulo, Elena ya había colgado. Se guarda el móvil, pensado en sus palabras, "no sabe quién soy", da un profundo suspiro y vislumbra como su equipaje entra en la elíptica cinta transportadora de recogida. Presiente que la noche va a ser larga, demasiada larga.
    
    La víctima
    
    Como cuando el gato Jerry recibe un mazazo de ratón Tom, así se quedó Elena cuando escucho su voz por el teléfono. Fue un golpe inesperado, nocturno; y la cogió con la guardia bajada. Pero tras unos breves segundos, su mente empezó a funcionar. Ni por asomo estaba dispuesta a que el azar le descubriera su secreto, era preferible que ella llevara la delantera y cuanto antes mejor. Vio en el display el número recibido y relanzó la llamada.
    
    Tras colgar se volvió a recostar mirando al techo con la vista perdida. Instintivamente estiró la mano y alcanzó un cigarrillo; lo encendió y dio una profunda calada. Necesitaba recuperar sus neuronas adormecidas.
    
    Su suave cuerpo blanco ligeramente oscurecida por lo rayos del sol surgió resplandeciente al retirar la sabana. Apagó el cigarrillo y en silencio, como una autónoma, se fue al baño.
    
    La reconfortante agua caliente empezó a masajear su cuerpo dilatando sus poros. El chorro de ...
    ... agua le caía por el cabello. Abrió su boca, y el cálido torrente penetro en su cavidad bucal que a través de las comisuras de sus labios se escapaba a borbotones. El agua siguiendo su curso natural, saltaba y se deslizaba sobre sus puntiagudos pechos formando pequeños regueros, que iban reconfortándola. Después el agua juguetona en su caída, inundaba esa cintura plana, de tacto suave y se entretenía mojando copiosamente esos ensortijados pelos negros de su pelvis, donde la pequeña corriente se separaba y discurría por esas largas y sensuales piernas. En un instante cortó el agua caliente, y como una lluvia de pequeños alfileres, el agua fría, empezó a castigaba su piel. Los poros se cerraban, la carne se contraía y sus parduscos pezones se erizaron poniéndose duros como botones de nácar. Necesitaba estar alerta.
    
    Una única toalla recogiendo su cabello cubría su aterciopelado cuerpo. Abrió el armario, saco un blue-jean, una blusa color marfil, y un tanga. Al ceñirse el tanga, notó la cinta sobre su profanado culito y se sintió profundamente incómoda, era una zona tan sensible que difícilmente se dejaba acariciar y esta noche menos. Se quitó el tanga arrojándolo sobre la cama y volvió abrir el armario. Tras meditarlo, sacaba ahora un traje de paño, de tacto suave con tonalidades ocres, saco unos pantis de color negro y, sentada sobre un taburete, se empezó a calzárselos, haciéndolos deslizarse a todo lo largo de sus piernas, desde las puntas de sus pies hasta ceñírselos, bien ...
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