1. El estigma


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Gays Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... estremecerse, "Oh, mi amor, mi putita hermana, te voy hacer la mujer más feliz del mundo". "Lo se mi amor, siempre lo he sabido", respondió.
    
    Suavemente, con dos besos sobre sus ojos se los cerró, quería que solo el instinto del tacto estuviera despierto, agudizado, excitado, y empezó a mamar esos hermosos pezones, lamiéndolos, besándolos, mordisqueándolos; mientras que con una mano a su envidiosa compañera la sobaba, la acariciaba, la estrujaba, y a su capricho intercambiaba las caricias. Cuando los pezones estaban duros como piedras, y mientras su respiración aumentaba y sus gemidos empezaban a ser cada vez más audibles; empezó a ser más exigente, sus besos se hacían más absorbentes, sus dientes atrapaban el pezón y los mordisqueando para que un pequeño dolor, junto con un inmenso placer sacudiera su cuerpo.
    
    Su lengua empezó a deslizarse dejando un reguero de saliva que erizaban la piel de ella a su paso. La lengua se entretuvo en su ombligo lo justo para sentir como su cuerpo se estremecía.
    
    Su rizado púdico bello; pequeño y ensortijado, negro y brillante; al contacto con su mano, provoco una gemido gutural profundo acompañado de unos espasmos. Al lado había un pequeño tatuaje que tenía entre una M y una H una p pequeñita, la dio un beso a ese oculto tatuaje que provocó una profunda satisfacción en Elena.
    
    Pero ahí, unos centímetros mas abajo, estaba su dulce tesoro; completamente húmedo con un olor profundo, atrayente. Su boca se entretuvo primero en su ingle, ...
    ... en la parte interna de sus muslos y cuando su dulce líquido rociaba todo su coñito, abrió delicadamente pero completamente su rosácea almeja. Su lengua lasciva, ansiosa de ese líquido rezumante y de ese profundo sabor se dedicó a lamer esa deliciosa cavidad. El primer contacto de su lengua, con su clítoris, la provoco un espasmo acompañado de un ahogado gemido; pero su lengua empezó a sobarlo, a acariciarlo primero con suave y largos lengüetazos; después rítmicamente; finalmente en círculos salvajemente, y de vez en cuando sus labios lo atrapaban y lo lamían. Elena, le acariciaba su cabello, y rítmicamente mientras sus gemidos se habían convertido en gritos, unas veces agudos, otras graves y profundos; le estrujaba contra ella.
    
    Su palpitante y nervudo falo exigía ser complacido, ser satisfecho y girándola la tiró al suelo, la puse a cuatro patas, y por primera vez penetro una vez y otra en su lúdico cavidad. Pero Elena se tiro hacia delante y con ojos lujuriosos, con su respiración entrecortada, sudorosa y maravillosamente hermosa, le suplico:
    
    Hazme tuya, sodomízame, es lo único virgen que poseo y siempre lo he estado reservando o para ti o para nadie -y abalanzándose sobre el continuó- .Pero no emplees saliva, quiero sentir el dolor de la primera vez, de la profanación, del desgarro de mis entrañas por primera y única vez, y que mi culo se agrande hasta convertirse en un guante para tu polla y el dolor se transforme en un inmenso placer.
    
    Pero cariño, te voy hacer ...