1. El estigma


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Gays Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... los femeninos muslos se deslizaban sobre los suyos y sentía la suavidad de su textura. Le estaba acorralando y excitando.
    
    ¿Sabes lo que estoy haciendo?
    
    Sí Elena; lo noto.
    
    Y aproximándose ella más a él le susurró al oído
    
    Me estoy masturbando… Por ti y para ti
    
    Elena, por favor, no me provoques.
    
    Pero los suaves estímulos al pene, esa boca entreabierta tan sensual enseñándome sus blancos dientes, empezaba sin quererlo a excitarle, pero seguía sin comprender. Ella lo miró, y presionaba más, y su cuerpo se iba ciñéndose al de él
    
    ¿Por qué me mientes, Víctor?
    
    No te he mentido Elena.
    
    Entonces ella le mordió el lóbulo de la oreja, susurrándole de nuevo al oído
    
    ¿Quieres que te lo diga antes de correrme?
    
    ¿El qué?
    
    Sin apartarle la mirada, se acercó a escasos centímetros de su boca y Víctor sintió su dulce aliento
    
    Te he cotilleado, y he visto tus fotos, tus libros, y te he reconocido con el pelo largo, tramposo… ¡Me has estado observado, siguiéndome, todos estos años… Pendiente de mí, todo este tiempo… ¿Por qué Víctor, dímelo?
    
    Víctor, estaba nervioso, excitado y fatigado. Todos estos años venía, necesitaba acercarse a ella, verla, observarla y sentirla desde su lejanía, hasta que un año supo que se había juntado y que no debía inmiscuirme en su vida; pero eso no podía explicárselo. Pero al sentirla en sus brazos, no pudo más y lo confesó
    
    Sí; durante todos los años venía siempre a verte (Y, atrayéndola hacia él pero sin mirarla, prosiguió). ...
    ... Perdona, es superior a mí… Sencillamente, siempre te he amado con locura.
    
    Un gemido hondo, almacenado tantos años, se le escapó a Elena. Abrazándole con toda la fuerza acumulada durante tantos años,
    
    No sabes, mi amor, que cuando dos hermanos se aman, se aman de por vida.
    
    Pero… eres mi hermana y...
    
    No pudo continuar; ella no le dejo terminar la frase; sus dedos húmedos de su dulce néctar se los introdujo en la boca, una profunda sensación le inundó.
    
    Basta de mentirme, hermano mío, desde ahora te alimentaras de mi intimo ser como yo del tuyo.
    
    Y vio su hermosa boca, entreabierta, morbosa, lujuriosa, sedienta y con todas su ser fue a por ella. Sus labios la absorbieron, la abarcaron y sus lenguas, se juntaban, se enroscaban y mientras sus bocas jugaban con pasión, sus cuerpos cimbreaban, los senos acariciaban su pecho. Sus manos se habían apoderado de sus glúteos y aprisionándola y atrayéndola a él, su húmedo conejito sobre su polla la reconfortaba, la mimaba, la excitaba.
    
    Se miraron en silencio observándose, amándose con la mirada. Ella se lo cogió y empezó a metérsela en sus labios vaginales, con el glande acariciaba su clítoris rozándolo suavemente, y tras un profundo suspiro de agradecimiento, le empujó hacia atrás, se levantó, le abrió las piernas, quedando su falo a su merced. Empezó a descender arrastrando su boca y su lengua sobre su cuerpo, pero Víctor no la dejo.
    
    La levante por los hombros, se miraron e incomprensiblemente la sentía tiritar, ...