Nines
Fecha: 01/03/2019,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... dejó, vamos, patidifuso, fue cuando me preguntó, toda cándida, si le escribiría alguna vez.
Así iban las cosas entre nosotros, sin ambages, mejor cada día, hasta amanecernos un sábado de fines de Abril ofreciéndonos tiempo mucho más propio de mediados-fines Mayo/inicios Junio, que de ese “Abril, aguas mil” con lo que yo, hartico de pasar las tardes en una cafetería, merendando, o en el cine, por lo desapacible del tiempo, propuse a mi amado tormento pasar el día en cualquiera de los parques y jardines que, de siempre, han poblado, pueblan, la capital de España; y ya que estábamos en uno de lo más señero, el del Buen Retiro y junto a su estanque, pues a qué más. Y pasamos la mañana allí mismo, en uno de sus chiringuitos, tomando el aperitivo, unas cervezas con gambitas y sepia a la plancha más calamares a la romana; luego, a las tres y algo, me la llevé a comer a “Casa Rafa”, en Narváez semi esquina a Ibiza, que por entonces iba cobrando fama de sitio de confianza por su excelente cocina y sus precios, muy razonables, pero que hoy, mejor ni arrimarte, a no ser que vayas bien equipado de “Money, money, money”.
Acabamos de comer, tomamos café, y, para “desengrasar” de lo que en “Casa Rafa” ingiriéramos, pensamos que lo mejor sería meternos en una barca a remar, remar y remar, en el famoso estanque del Retiro. Fue entonces, en la tranquilidad, sosiego, de nosotros dos, solos, en la barca, que comenzó a decirme
Sabes, Antonio. Lo de Profesor Waksman… ¿Me entiendes, ...
... verdad? Sabes a lo que me refiero, ¿no?
Sí; perfectamente
Yo, la verdad, de golpe, nada más oírla referirse a lo que se refería, su bis de prostituta de semi lujo, me sentí inquieto; francamente mal, casi temeroso de lo que, indudable, quería decirme. Pero, felizmente, “mi” Nines me dio una gran alegría
Bueno, pues lo he dejado. Ya antes de salir para casa a pasar las Navidades, hacia primeros de Noviembre, más o menos exactamente, dejé de ir por allí; y dese que volví a Madrid, en este Enero, sigo así, sin aparecer, para nada, pero nada de nada, por allí. Ya cuando salí para el pueblo dejé el apartamento que aquí disfrutaba, ocupando ahora una habitación en una residencia universitaria, compartida con otra chica. Lo bueno de mi nuevo domicilio es que está en la mismísima Ciudad Universitaria, a tiro de piedra de la facultad de Medicina.
Yo, de momento, quedé casi obnubilado por la noticia que me daba, de modo que, en principio, me quedé parado, callado, como un pasmarote, cosa que, al parecer, es mi reacción natural en los momentos más álgidos, más comprometidos; ¡cashinla, con mi forma de ser, más “cortao” que las mangas de un chaleco! Pero en esta oportunidad, al menos, salí del embrollo más que pitando, segundos después de “fecho el entuerto”
Pues, Nines, es la mejor noticia que podías darme… De verdad te lo digo: La mejor noticia que de tus labios podía yo escuchar
¿De verdad te ha gustado la noticia de que haya dejado… Pues eso, ya sabes...
De vedad te lo ...