1. Nines


    Fecha: 01/03/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... a la Virgen patrona, desde su santuario al pueblo, hasta el 9/10 de Septiembre que, acabadas las Ferias y Fiestas del lugar, volvíamos todos a Madrid. Por su parte, los amigosde mis padres eran vecinos del pueblo, aunque primero Chema, luego Nines, hicieron el Bachillerato en la capital, Albacete, pues en el pueblo no se podía, no había Instituto de Enseñanza Media.
    
    Y llegó 1955, año que dejaría huella en mi vida, sobre todo aunque también algo en la de Nines. Por mi parte sucedió que, en Octubre a mi papi se le inflaron las narices, y alg más, de pagar y pagar y pagar mensualidades de colegio bien, de curas, cómo no, matrículas, libros y demás naderías estudiantiles para que su rorro suspendiera, en el Cuchillerato, que me le diga, Bachillerato, y año tras año, hasta el recreo, que ya es suspender con ganas, me sacó del colegio metiéndome en el almacén de Ferretería que en viaje representaba, “recomendándome” bien, pero que bien “recomendado”, al jefe de almacén, que así me fue, “eslomaíco der to” en los dos años y pico que bajo su férula estuve, del primero de Octubre de 1955 al 22 de Diciembre de 1957, para empezar a salir de viaje con mi padre el 10/12 de Enero del 58, con 17 años y siete meses bien puedo decir, iniciando así el aprendizaje de la que, finalmente, sería mi profesión de toda la vida, Representante de Comercio o Agente de Ventas. Por su parte, Nines, ese mismo primero de Octubre del 55, iniciaba sus estudios de Medicina, siete años, mínimos, entonces, en ...
    ... la Complutense, única Universidad que, por esos idus, contaba Madrid.
    
    Y como el tiempo nunca se detiene, sin casi uno enterarse llegó 1962 y en su mes de Marzo mi incorporación al Ejército, para hacer la “mili”, el Servicio Militar, obligatorio entonces a los varones españoles; y hete aquí que ese hecho, cumplir con mi deber patrio en la Comandancia Militar de Alcalá de Henares, sería decisivo en mi vida. Fue un sábado, entre mediados y fines de Octubre, que salimos de “marcha”, como ahora se dice, un grupo de amigos, compañeros de cuartel, sin ocurrírsenos nada mejor que darnos un garbe por la “Costa Fleming”, una zona, entonces, de prostitución de medio/alto standing, más que nada de “miranda”, a ver tías buenas, pero eso, “las verás, mas no las catarás”, que irte sólo un ratito con una de tales “prójimas”, te descabala el presupuesto “pa to’l año”. Pasamos por “Darling”, en Alberto Alcocer, “Sunset”, en Dr. Fleming y algún “puti-club” más por tales andurriales hasta, finalmente, tomar la calle Profesor Waksman buscando la Castellana y el/los autobuses que nos devolverían a zonas menos glamurosas, eso sí, pero más prácticas y baratas; tomarnos los últimos vinos con su ración, raciones de callos, papas bravas oreja a la plancha; eso sí, todo bien fuerte, sabiendo a guindilla que se mate y te deje la boca presa de formidable incendio… Las machadas de la época… El caso fue que, a nada de internarnos por Profesor Waksman se nos viene a la cara, los ojos, un enorme luminoso ...
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