1. Nines


    Fecha: 01/03/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ¿sabes?; últimamente, en este último año, hemos congeniado bastante. Nos hicimos amigos; muy amigos, y con bastante frecuencia salimos juntos
    
    Ya… Pero él es algo más joven que tú… Y no le veo yo con la vida muy resuelta, que digamos. A ver, lo que su padre quiera darle, porque él, por sí mismo, su trabajo, ni perra, vamos-
    
    Pues sabes rico; tan como así, ya tampoco es, que algo suyo también tiene… Además, ¿quién ha hablado aquí de relaciones serias? Eso, el tiempo lo dirá, lo determinará. ¿Estamos, hermanito?
    
    Entonces, cuando vi arrancar al tren, renqueante al principio, con más fuste, auge, después, fue cuando, de verdad, por primera vez en mi vida, me vi solo; solo entre la pléyade de amigos, conocidos, compañeros de cuartel, pero en la más avasalladora soledad al faltarme ella Y es que hasta tal momento no era, no fui, consciente del estropicio an enorme que esa mujer estaba haciendo en mí; pues ella era ya el motivo, la razón de ser, de todo en mi vida; con ella a mi lado, una simple sonrisa suya de vez en cuando, en la vida todo lo tenía, nada, nada, me faltaba; pero si no estaba, si conmigo, a mi lado, no la tenía, entonces me faltaba todo, nada tenía y nada era. Sí; sin duda alguna, esas fueron las Navidades más tristes de toda mi vida.
    
    Pero aquellos días navideños también pasaron y ella estuvo de vuelta hacia el 8/10 de Enero del 63, reemprendiendo nuestras citas o salidas de sábado, domingo y festivo desde el mismísimo sábado 12 de Enero y por iniciativa ...
    ... suya además, que, al efecto, me llamó tan pronto estuvo de nuevo en Madrid. Y qué queréis que pasara más que, desde ese momento, cuando supe que, de nuevo, estaba en Madrid y quería verme, de nuevo fui feliz, volví a vivir sosegado y tranquilo el cotidiano día a día. Y el tiempo, días, semanas, meses, siguió en su perezoso, pero ya no aburrido, discurrir, pues aunque el hoy fuera como el ayer y el mañana como el hoy, allí estaba también la pizca de picante que Nines encarnaba, para dar a cada día su adarme de matiz diferenciador con lo que cada instante que transcurría era mijita distinto al anterior, chispita dispar al siguiente.
    
    Y sí, el tiempo, días, semanas, meses, fue transcurriendo impertérrito, odiosamente flemático, irreverente, a mis trajines de amor y desamor. Con ese devenir del tiempo, de manera casi imperceptible, en Nines se fue dando un cambio bastante importante: Por una parte, ese tan marcado interés por mí, ese, dijérase, estudiarme hasta con lupa, desapareció por completo, sin dejar rastro tras de sí, mientras su personal trato iba variando casi que como de la noche al día, con una Nines cada día más y más afable, amable, conmigo, que apenas paraba de reír, y casi sin motivo muchas veces; una Nines que apenas si paraba de hablarme sobre mil cosas; cosa rara, pero de mi ”mili” nada quiso saber, en cambio de mi trabajo ya lo creo que me preguntaba; cuánto tiempo solíamos estar de viaje y cuánto en casa, que cómo vivíamos estando de viaje… Y lo que ya me ...