Tan sólo es un capricho
Fecha: 28/02/2023,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... disfrutando al máximo del cuerpo de mi mujer, me mira y embiste aún con más fuerza, procurando que sus gemidos crezcan en intensidad.
Nuevamente ella lo detiene, se da vuelta de nuevo, se acuesta en la cama y levanta sus piernas. Él se aferra de ellas y vuelve a penetrarla, y así, en esa posición, empuja y empuja hasta que los gemidos de ella parecen alcanzar el tope de intensidad hasta llegar a un máximo donde ella agita su cuerpo, recoge sus piernas y dice repetidamente, uyyy… que rico, que rico… estás muy rico, papi. Sé que aquello es parte de la experiencia sexual, pero escucharle a ella decirle papi a un perfecto desconocido, parece no ser de mi agrado. Sin embargo, si lo es verla sometida debajo de un macho que la complace y la hace gemir. Ella alcanzó su orgasmo, pero él parece que toda vía no.
Ella, entonces, agitada y rendida, parece detenerle y sugerirle que espere un poco. Él se retira con su miembro todavía erecto. Ella se incorpora a un lado de la cama, se pone de pie, inclina su torso sobre el colchón y ofrece sus nalgas para que Oscar, de pie, detrás de ella, la penetre nuevamente. El, decidido, lo hace y empieza a acelerar el ritmo de sus embestidas, dándole golpes a las nalgas de mi mujer, y acariciando sus senos, que se mueven a un lado y al otro con los embates de aquel macho hasta que él, finalmente, logra alcanzar la cúspide del placer. Saca el miembro del sexo de mi mujer y ve cómo su semen se riega sobre la espalda de ella.
Ella se queda en ...
... esa posición por un rato como recuperándose del esfuerzo. El, ya con su miembro flácido, va a la nevera, saca una botellita de whisky y así, a pico de botella bebe un trago y me dice, salud. Eso estuvo bueno. Espero que no se moleste, pero su mujer está muy buena. Asiento con la cabeza, sonriendo mientras lo escucho. Bueno, digo, ¿comprobó lo que quería comprobar? Absolutamente, dijo. El sexo de su mujer es una licuadora. Perdóneme lo que voy a decir, señora, pero usted culea muy rico. Gracias, dice ella, mostrando en su rostro un tanto de sonrojo ante la afirmación de aquel.
Ella entra al baño para ducharse y acicalarse. Mientras, yo me quedo con aquel, contemplándole desnudo, sentado en una silla, conversando. Bueno, pregunto, ¿y es así con todas las damas cuando lo designan de anfitrión? No, contesta. La verdad es que algo surgió mientras bailaba con ella y ahí se dio todo, pero para nada me imaginé que esto iba a suceder esta noche. Esta madrugada dirá usted, porque ya son casi las 4 am. Este ha sido un polvo mañanero, anoté. Sí, es verdad, pero estuvo muy buena la velada. Se los agradezco.
Ella salió del baño, al rato, ya arreglada, como si nada. Bueno, ya es temprano. Hora de irnos. Gracias por sus atenciones. De nada, señora, ojalá nos volvamos a ver. No sabemos. Quizá algún día se pueda volver a dar. Saludos a su esposa y a su familia. Qué manera tiene ella de acabar la velada, pensé yo, recordándole a él que se trata de un hombre casado. Pero, en fin, terminó en ...