Tan sólo es un capricho
Fecha: 28/02/2023,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
Asistimos con mi esposa a una reunión corporativa en un acreditado hotel de la ciudad, convocados para celebrar la despedida del año, evento que generalmente realizan las empresas como reconocimiento a sus empleados. Aunque yo no hacía parte de tal empresa, fuimos invitados por ser aliados en sus operaciones y recibir reconocimiento por los logros alcanzados en el año.
Como todo evento de este tipo, hay una parte formal al inicio de la actividad donde se pronuncian palabras de agradecimiento y se entregan reconocimientos a las personas destacadas por su labor a través del año. Después, pasado el formalismo y protocolo, la reunión se ameniza con una orquesta y todos los participantes se relajan y disfrutan a sus anchas del momento.
Nosotros fuimos ubicados muy cerca de la pista de baile, en compañía de miembros de aquella empresa, porque la idea era que conociéramos a su personal y que ellos procuraran hacer de esa actividad una velada agradable para nosotros, los invitados. Éramos ocho personas en aquella mesa, tres parejas y dos hombres solos. Al empezar a sonar la música, todos salimos a bailar, menos aquellos dos señores, bastante jóvenes, que designaron para hacernos compañía.
Pasadas dos tandas de baile, consideré que aquellos jóvenes se estaban aburriendo viéndonos bailar, así que les insinué que, si lo deseaban, podían bailar con mi esposa, a no ser, dije a manera de chiste, que a ella le doliera la cabeza, apunte que fue celebrado por los demás asistentes. ...
... Otra pareja se manifestó en igual sentido, así que aquellos muchachos se atrevieron a invitar a bailar a nuestras esposas. Ellas no los rechazaron y tanto yo, como el otro marido, nos quedamos viendo cómo nuestras esposas bailaban con aquellos jóvenes, que, dado lo observado, les agradaban, pues habían resultado buenos bailarines y parecían estar a gusto con ellos.
Se veía que había empatía entre ellos y nuestras mujeres, así que duraron en la pista todo el tiempo que la música estuvo sonando. Y, después de bailar dos tandas seguidas, regresaron a la mesa. Cómo que les iba gustando la cosa, dije yo, cuando recién se sentaron ellas. Hay que aprovechar, respondió una de ellas. A ustedes les gusta quedarse hablando de trabajo, entonces nosotras aprovechamos y nos tiramos una canita al aire. ¿No es cierto, Laura? Claro, respondió mi esposa. Esto no se ve todos los días. Bueno, muchachos, dije yo, entonces alístense, porque estas señoras no los van a dejar descansar en toda la noche.
La siguiente tanda nos quedamos charlando y bebiendo unos tragos, dándoles a todos un respiro. Iniciada la otra tanda yo, por lo menos, saqué a bailar a mi esposa, y vi que la otra señora salía de nuevo a bailar con uno de los muchachos. ¿Y es que bailan super?, pregunté a mi esposa mientras bailábamos al lado de la otra pareja. Si, lo hacen bien, dijo ella. Tienen ritmo, son respetuosos y charlan agradable. Pues la doña, mencioné mirando a la otra señora, parece que se adueñó de su muchacho. Sí, ...