1. Tan sólo es un capricho


    Fecha: 28/02/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... alguna. Era un miembro normal, corriente, nada que la sorprendiera como en otras ocasiones. Y, al verle desnudo, al lado de la cama, abrió sus piernas y le dijo, ven, al tiempo que estiraba sus brazos haciendo la seña de recibirle. Él no dudó para nada y, acomodándose en medio de sus piernas, decidió besar su sexo antes de penetrarla.
    
    Antes de hacerlo, recorrió con sus manos todo el cuerpo de mi mujer, acariciando con espacial interés sus piernas. Y, de rodillas, con su rostro a la altura de las caderas de ella, se inclinó para atender su vagina. Llegó hasta ella con su boca y, una vez la hubo probado, dejo caer su cuerpo sobre la cama, que dando tendido boca abajo. Y así su lengua empezó a juguetear con el clítoris de mi mujer que, poquito a poquito, empezó a sentirse excitada y a empujar su sexo contrala cara de aquel. Este, dándose cuenta, empezó también a utilizar sus dedos para estimularle y excitarla todavía más. Ella empezó a gemir, señal inequívoca de que aquello le estaba gustando.
    
    Poco después, con ella bastante excitada, aquel se incorporó, avanzó hacia adelante en medio de sus piernas y dejó caer su cuerpo sobre el de ella, penetrándola con su miembro. Ella, presa de la excitación, le recibió con un aayyy… muy sonoro, a la vez que lo atraía hacia ella, aferrándose de sus nalgas, que acariciaba con especial intensidad. El empezó a sacar y meter rítmicamente su miembro, con delicadeza, a lo cual ella le respondió diciéndole, estás muy rico. Esas palabras, ...
    ... sin duda, estimularon a Oscar a bombear con intensidad, haciendo que ella empezara a gemir, al principio como contenida y, después, cada vez más fuerte a medida que el empujaba dentro de ella.
    
    No puedo negar que esa escena resulta excitante. Se experimenta una sensación extraña, mezcla de excitación, sorpresa y miedo, cuando alguien extraño, recién conocido, penetra a tu mujer. Ese momento resulta desafiante, porque una parte de uno quisiera detener aquello, y se piensa que tal vez no se debiera haber llegado a tanto, pero otra desea intensamente que eso pase. Yo traté de distraerme mirando la vista de la ciudad, pero la intensidad de los gemidos de ella me hacía volver la vista para observar lo que estaba pasando.
    
    Aquel seguía bombeando mientras ella contorsionaba su cuerpo debajo de él y extendía sus brazos por encima de su cabeza, rindiéndose a las sensaciones del momento. De repente ella le interrumpe, se incorpora, se da vuelta sobre la cama, se coloca en posición de perrito y le hace señas para que la penetre de nuevo. Me mira cuando ella hace esto y yo, desde donde estaba, hago señas con mis manos, alentándolo a seguir adelante. Y él así lo hace. Empieza a empujar dentro de su vagina, desde atrás, y despoja a mi esposa del brasier que la vestía, dejándola ahora con sus pechos descubiertos, a merced de las manos inquietas de Oscar, que no duda en amasar esos senos grandes y voluminosos. Él está extasiado. Se le nota la emoción de euforia que experimenta y así, ...
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