1. Viernes, 12 de julio de 2019


    Fecha: 26/02/2023, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... que llamara.
    
    — Me parece lo más recomendable, —le dije.
    
    Hablamos brevemente sobre mi historia clínica, si había sufrido algún tipo de cirugía, las áreas más problemáticas, los males sufridos, etc., de todo lo que se hace en una historia clínica y que él iba tomando nota en el ordenador. Entonces le corregí mi nombre:
    
    — No soy Jeanpaul, sino Juan Pablo y para ir por casa Janpaul.
    
    — Ya, ya, da lo mismo, porque no me interesan los datos exactos sino la referencia de la persona que viene y saber su estado de salud.
    
    Luego me instruyó sobre lo que acontecería, mis posturas en la camilla, las zonas corporales que le parecían más preocupantes para mi bienestar, etc. hasta que me dijo:
    
    — Desnúdate del todo, coloca tu ropa en las perchas de la pared, y recuéstate en la camilla de masajes boca abajo, cubriéndote el trasero con esa toalla que hay preparada, mientras yo voy calentando el aceite de masaje; regreso enseguida.
    
    Hice lo que me dijo. Cuando me tumbé sobre la camilla, tomé la toalla para cubrirme el culo, esta era una mini toalla para manos o para sudor de frente, era el símbolo de la toalla, pero es lo que había. ¡Apenas me cubría las nalgas! Estuve sobre la camilla esperando escasamente un par de minutos o tres cuando escucho que Getulio me dice:
    
    — ¿Estás listo?
    
    — Sí, estoy listo, —respondí.
    
    Getulio entró estando yo tumbado boca abajo en la camilla y mi cara metida en el orificio facial, ese hueco por donde se mete la cara con el fin de aliviar ...
    ... la postura y poder respirar bien y te permite que la cara, el cuello y la espalda se mantengan en una alineación perfecta, no se puede ver nada mas que el piso directamente debajo del hueco de la cara. Getulio dobló la toalla varias veces y la dejó sobre mi trasero, así que me dejó con el culo al aire. Podía sentir el aire fresco de la habitación en mis nalgas y sabía que la toalla apenas cubría algo allí atrás. Luego, sentí que rociaba por todo mi cuerpo desnudo el aceite tibio del masaje, y las grandes manos musculosas de Getulio comenzaron a frotar el aceite alrededor de mi piel. ¡Qué bueno, el aceite caliente se sentía genial! Mientras sus manos exploraban mi cuerpo, pude sentir que mi polla empezaba a moverse. ¡¡¡¡No, por mi madre!!!!, pensaba yo para mis adentros.
    
    Me di cuenta de que Getulio, como casi todos los masajistas que yo he conocido, había gozado en su trabajo, no solo usaba las manos, sino que sentía la fuerza y la forma de sus antebrazos moviéndose hacia arriba y hacia abajo por mis piernas, mi espalda, mi trasero… La toalla que en algún momento cubría mi raja, ya no la sentía, había desaparecido de allí sin darme cuenta. Las fuertes manos de Getulio presionaban sobre mis músculos con un masaje que llegaba al fondo de toda mi carne. Me sentía de maravilla. Me estaba masajeando la parte baja de la espalda.
    
    — Tienes varios nudos aquí en la parte baja de la espalda. ¿Tienes dolor en tus lumbares?, —preguntó Getulio.
    
    — Sí, me duele bastante en la parte ...
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