Madre exhibicionista
Fecha: 20/10/2022,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que decidí reconocer a medias mi culpa. -
- Bueno… estaba aburrido… sin querer… se me fue la vista… pero sin mala intención… de todas formas Nuria llevaba pantalones… difícilmente podría yo… -Contesté intentando desviar la atención hacía Nuria.
- Nuria si, ¡pero yo no!
- Bueno… pero a ti no…… -Balbuceé poniéndome más colorado aún. –
- ¿Qué a mí no? ¡Pero si además del color de mis bragas, has visto hasta la marca y el modelo! ¡Si no has apartado la vista! ¡Si te faltaba babear!
- Bueno. Puede que se me haya ido la vista un poco… pero sin malicia… hasta que me he dado cuenta de que eras tú… -Contesté tembloroso.
- Ja, ja, ja. No seas tonto. No disimules más. Me alegro que hayas disfrutado. Ja, ja, ja.
- ¿Sí? -Contesté tímidamente. –
- Si. Es más… pero esto tiene que ser un secreto entre tú y yo… si se lo contaras a alguien me moriría de vergüenza… yo jamás le contaría a nadie lo que haces con mis braguitas… -Volví a ruborízame- son cosas que deben quedar entre nosotros… pero… -su tono de voz se tornó más serio- lejos de molestarme… siempre me ha agrado que me miren con deseo… exhibirme…, aunque nunca he sido capaz de hacerlo… bueno… a lo máximo que he llegado ha sido a dejar abierta unos centímetros la cortinilla de un probador de ropa por descuido, a sabiendas de que podría verme alguien, pero siempre me ha dado miedo pasar de ahí.
¿Exhibicionista? ¿Mi madre exhibicionista? No alcanzaba a comprender el alcance de aquella confesión.
Apenas había ...
... tenido tiempo para admitir como normales mis propios morbos, concibiendo como algo vergonzoso e insólito que un chico como yo pudiera excitarse espiando a sus amigas con la esperanza de verles la ropa interior, o llegar a masturbarme fantaseando con ellas con unas braguitas puestas.
Todavía me encontraba aturdido por no haber podido desviar la mirada del triangulito blanco que divisé entre las piernas de mi propia madre unos minutos antes.
Y ni siquiera me atrevía a especular con las derivaciones de que aquello me hubiera excitado de tal manera como para continuar empalmado.
Ahora, por si todo aquello no fuera suficiente, acababa de escuchar la confesión de mi madre reconociendo unas tendencias exhibicionistas que jamás hubiera sospechado.
Siempre la había visto como un ama de casa tan normal como otra cualquiera, incluso más puritana que las demás. -
Jamás la había visto con ropa lo más mínimamente indecorosa, y ni siquiera, en la intimidad del hogar, se había tomado conmigo la confianza entre madre-hijo de desnudarse para cambiarse de ropa en mi presencia. –Ahora empezaba a sospechar que lo había evitado por miedo a no poder controlar sus propias inclinaciones. -
Estupefacto, sin tiempo para asimilar mis propios morbos, sumamente afectado por el creciente sentimiento de culpa de haber sido capaz de excitarme espiando a mi propia madre, llegué a creer que, aquella confesión, -en la que se incluía una disparatada experiencia exhibicionista en un probador de ...