1. Madre exhibicionista


    Fecha: 20/10/2022, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... para penetrarla en el primer embate, al no haber orientado correctamente el miembro con la mano. Resbalando mi polla sobre su sexo de forma extravagante.
    
    Tras varios intentos fracasados, y creyendo que esa vez tampoco acertaría en el orificio, se la metí hasta el fondo embistiéndola como un toro bravo.
    
    - Ahhhhhhhh. ¡Menos mal que te he dicho que no me la metas!
    
    - Perdona, mamá. Ha sido sin querer…
    
    - ¿Sin querer? ¡Pues menos mal que ha sido sin querer!
    
    Sentí el calor húmedo de su coño envolviendo mi polla. Mis huevos chocaban con sus labios vaginales. El vello púbico de mi polla y el de su sexo se adhirieron entre sí.
    
    No podía sentir más placer, y eso que me había limitado a metérsela sin llegar a bombear las caderas.
    
    Mi madre me miraba fijamente escrutando en mi rostro cualquier signo de placer.
    
    - Estas dentro de mí… ¿te gusta?
    
    - No puedes imaginar cuanto, mamá.
    
    - Seguro que hubieras preferido metérsela a cualquier otra…
    
    - No te cambiaba por ninguna otra. Estas buenísima. Nunca sabrán lo que se perdieron el cincuentón pajillero o el hermano de Nuria… yo si he logrado metértela... –Su rostro encajó aquello lascivamente. -
    
    - Es que a ti te quiero…
    
    - Y yo a ti, mamá.
    
    - No te vayas a correr dentro de mi… sal antes…
    
    Comencé a bombear las caderas sobre su cuerpo. Mi madre cerraba los ojos, abriéndolos de nuevo cuando mi polla volvía a embestirla.
    
    - Agsss…. ¿te gusta? ¿te gusta follarme?
    
    - Ufff. Estaría metiéndotela toda la vida, ...
    ... mamá.
    
    Su rostro no podría ser más lascivo. La vi morderse los labios y gesticular de forma cada vez más lujuriosa mientras mi polla entraba y salía de su cuerpo.
    
    Me abrazaba con fuerza, uniendo al de sus brazos el que formó con las piernas sobre mis espaldas.
    
    Aferrada a mi cuerpo, solo podía besarla y follarla sin descanso, sin que pudieran separarme de su cuerpo de forma alguna.
    
    Me estaba follando a mi madre, si, ¡a mi propia madre!, y esto, lejos de incomodarme o proporcionarme cualquier sentimiento de culpa o vergüenza, aumentaba la excitación y el placer de la experiencia a limites insospechables.
    
    No solo gozaba metiéndosela hasta el fondo, gozaba besándola, gozaba sintiendo sus pezones clavándose en mi pecho, o sintiéndome abrazado con fuerza inaudita.
    
    Sentía que la amaba, que nos unía una complicidad tan enorme como para compartir nuestros más íntimos secretos o morbos.
    
    A cada embestida, de su sexo emanaban sonidos húmedos sumamente obscenos, que denotaban hasta qué punto se encontraba lubricada.
    
    Noté que sus piernas se aferraban a mi cuerpo con más fuerza, así como un brutal incremento en sus gemidos.
    
    - Ahhhhhh, hijo mio……. ¡no pares, no pares! Agggssss.
    
    Me arañó la espalda fieramente. Se abrió de piernas como si quisiera sentir hasta el último milímetro de mi polla en sus entrañas. Su rostro se desencajó por completo en un gesto tan obsceno como para volverla irreconocible.
    
    El puritano y angelical rostro de mi madre desapareció por ...