Madre exhibicionista
Fecha: 20/10/2022,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... podido. Pero acabó participando del juego masturbándose delante de nosotras mientras nos exhibíamos y acariciábamos frente a él.
- ¿También os acariciabais? ¿Tú y Nuria? –Solo de imaginarlo mi polla podría reventar. -
- Si. A él le encantaba vernos así.
- ¡No me extraña! ¿Y a quién no?
- Ja, ja, ja. Ya te he contado demasiado. No me extrañaría que estuvieras otra vez empalmado, Si lo sé no te digo nada.
Sentado a su lado, con la mirada en su escote, no habría hecho falta mirar el bulto de mi pantalón para saber que así era.
- Ufff, mamá. Me gustaría verte otra vez….
- ¿Es que no me estás viendo?
- ¡Mamá! Ya sabes a que me refiero...
- Pero si ya me has visto antes. Ja, ja, ja.
- No me canso de mirarte, mamá. Te quiero.
- Que no. Ahora voy a mi dormitorio a cambiarme de ropa…. Espero que a nadie se le ocurra espiarme detrás de la puerta… Dijo en tono lascivo.
Así lo hizo, dejándome en el salón ansioso por la expectativa que ofrecía aquel nuevo juego.
No tardé en dirigirme a su dormitorio. La puerta se encontraba entreabierta, lo suficiente para ver todo lo que pasaba en su interior sin tener que entrar en el mismo.
Ella pareció notar mi presencia sin tener que mirar en mi dirección. Se desnudó tan lentamente como pudo, quedando con la misma ropa interior con la que se había exhibido antes.
Fingiendo desconocer mi presencia, comenzó contonear su cuerpo frente al espejo, como si estuviera buscando cualquier imperfección en el ...
... mismo.
Mi polla podría reventar los pantalones en cualquier momento. La vi tocarse los pechos y mirarse el trasero poniéndose de perfil al espejo.
Tras un buen rato contoneándose impúdicamente, procedió a rebuscar en el cajón de su lencería, no sin dejar de agacharse y poner el culo en pompa para deleitarme la mirada.
Eligió entre la misma un conjunto de braguitas y sujetador de color negro.
Primero se deshizo del sujetador que portaba. Sus pequeños pechos permanecieron tan firmes y erguidos como sospechaba. Se miró al espejo y, tras acariciarse los pechos, pude ver que los pezones se le erizaron de forma manifiesta hasta que los ocultó colocándose el nuevo sujetador.
Comenzó a bajarse las braguitas. De forma lenta y paulatina el negro vello de su sexo fue quedando a mi vista.
Era la primera vez que veía su abundante, aunque recortado en forma de triángulo, pelo ensortijado.
Ufff. Mi excitación no podía ser mayor. Tras la puerta del dormitorio, podría haberla derribado a pollazos en caso de que se cerrara por cualquier motivo.
Mi madre. Sabiendo perfectamente que mis ojos se clavaban en su sexo, tardó unos segundos más en colocarse las braguitas negras.
No podrían sentarle mejor. Se ajustaban a sus caderas como un guante. Desnuda, en lencería o vestida, me atraía de una forma irresistible.
Era mi propia madre. Lo sabía perfectamente. Pero la deseaba con todas mis fuerzas. No solo la deseaba, sino que la necesitaba. Necesitaba hacerla mía. Penetrarla. ...