... después de darte en el culo?
-Sus cosas, lo que le toque hacer, coser, lavar, planchar... Pero por la noche le debe pesar por que llora en su habitación.
-¿La sientes llorar?
-La siento gemir y llorar.
-¿Y suspira?
-Suspira, gime, pero al final acaba llorando...
La madre de Pablo se excitaba con él y mataba a pajas. Ahora quien lo interrumpió a él fui yo.
-¡A moco tendido! ¿Y nunca la viste desnuda?
-Casi.
-¿Cómo que casi?
-El mes pasado se compró una enagua de seda y me llamó desde su habitación para que fuera y le dijera cómo le quedaba.
-¿Y?
-Y no sé cómo le quedaba porque cómo era transparente me fijé en sus tetas y en el pelo rizado de su coño, la polla se me puso tiesa y tuve que taparla con la mano y volver a mi habitación. ¡Que vergüenza pasé!
-Estas cosas nunca me las habías contado.
-Es que mi madre dice que lo de lo azotes, los escotes, el camisón y otras cosas no lo debe saber nadie.
-¿Es que hay más cosas?
-Hay.
Seguí tirando de él.
-Oye. ¿Y la viste más veces así de provocativa, cómo cuando la viste con el camisón trasparente?
-Hace un mes la vi delante del espejo del armario de su habiación tocándose las tetas. Estaba desnuda, de espaldas. Pero eso fue normal.
-¿Normal?
-Si, hombre, fue cuando hubo aquella epidemia de pulgas.
Casi me da la risa, cuando le dije:
-¿Y crees que es normal que tu madre estuviera matando pulgas con las tetas?
-Y con los dedos, pues después también andaba con una ...
... mano en el coño. ¡¿No pensarás que se estaba masturbando?!
-¡Qué va! Estaba matando pulgas con las tetas y con el coño. Con las tetas las asfixiaba y con el coño, cómo las pulgas no saben nadar, las ahogaba en sus flujos vaginales.
Puso cara de pensar, esa cara en la que se pone una mano en el metón, se mira hacia arriba, se tuerce la boca, y después se emite el pensamiento:
-¡Quieres ver que sí, que se estaba masturbando!Tienes razón. Mi madre quiere follar conmigo.
-¿Al final caíste del burro abajo? Sin tiempo no era.
-Es que me acordé de algo que pasó antes de ayer.
-¿Que pasó?
-Que a eso de las dos de la mañana fui a mear y vi a mi madre desnuda sobre la cama iluminada por la luz de la luna que entraba por la ventana. Cogí un empalme de caballo. Saqué la polla y la machaqué mirando para sus tetas. Mi madre puso las manos detrás de la nuca, abrió las piernas, y dijo:
-¡Qué ganas tengo de una polla gordita dentro de mi coño!
-Me asusté, y antes de que me viera seguí mi camino y acabé la paja en el cagadero.
-Me mentiste. ¡La habías visto desnuda, cabrón!
-Una mentirijilla de nada. ¡A la mierda! Creo que debí ir a su lado y follarla.
-¡A la mierda vamos a ir los dos si no salimos pitando! ¡¡Ahí viene el loco!!
Pablo, miró para donde miraba yo y vio venir corriendo hacia el cerezo al dueño de la huerta con una escopeta en la mano. Estaría a unos trescientos metros de distancia. Bajamos del cerezo a toda mecha y pusimos pies en polvorosa ...