1. Humillación extrema de un ser patético


    Fecha: 03/07/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... del paradero actual de mi última mujer, el gran amor de mi vida. Natasha, una ex prostituta rusa que saqué del club en que trabajaba, para ser recompensado con infidelidades y humillaciones sin fin por parte de ella. Sé que volvió a Rusia y no encuentro su rastro por ningún lado. Es normal que haya sido mi favorita y nunca se haya ido de mimenti pues aunque, como afirmo, con todas hubieron cuernos y humillaciones, con ella hubo una especial conexión y complementariedad especial y muy marcada. Natasha, como ella misma me reconocía, era mujer de una sexualidad muy poderosa y perversa. Con e el tiempo fuimos sincerándonos y conociéndonos. Le gustaba casi todo, y no tuvo empacho en acabar reconociéndome que, ya desde antes de ser conocedor y consentido, había sido consentido. Que si un amigo mío, aunque en principio no le llamara la atención, tonteaba con ella y le echaba los trastos, ello le producía una morbo intensísimo que prácticamente anegaba su voluntad y hacía que pasara a encontrarlo irresistible. O que estaba segura (esto me lo comentó el día que finalmente reconoció que me había engañado muchas veces) de que si ella estuviera follando con un tío en la cama y llegase yo a casa de él y llamase a la puerta, se correría en el acto.
    
    Parece ser que no tiene Facebook, Instagram… y nadie conoce su número o dirección actual. No obstante, seguiré intentándolo siempre. Para humillarme y arrastrarme ...
    ... ante ella sin límite, pidiéndole que vuelva conmigo o que, si tiene pajera, lo haga si algún día la deja. Para ser mi mujer en régimen de gananciales en lugar del de separación de bienes que me vi obligado a imponerle cuando nos casamos, ahora que he devenido empresario exitoso en los últimos años, de forma que, si volviéramos a divorciarnos, se llevase la mitad de todo, o incluso más si lo pidiera. También para devolverle el dinero que costó el divorcio y ella depositó como garantía para casarnos (al principio fue un matrimonio de conveniencia) y el que pagó para someterse a su operación de aumento de pecho, todo ello con su valor actualidazado, teniendo en cuenta la depreciación del dinero y redondeando ampliamente al alza. Para darle las gracias por todos aquellos cuernos y humillaciones, así como pedirle perdón por haber estado demasiado influenciado por la puta de mi madre, que me aconsejó no permitir que viviese a mi costa y sin trabajar y por motivo de la cual no me atrevía volver con ella cuando, tras haber quedado embarazada de un mulato, aceptándola junto al niño cuando tuve oportunidad. Debería haber tenido el coraje suficiente para haberme atrevido a mandar todo y a todos al carajo, aceptando definitivamente mi condición de calzonazos y cornudo convencido ante el mundo y sin reservas. No me atreví entonces, pero insistiré e insistiré para intentar volver a tener la oportunidad de hacerlo. 
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