1. Humillación extrema de un ser patético


    Fecha: 03/07/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... aquéllas, para descargar poco después sobre su rostro abundantemente. Ella recibió aquello con la lengua fuera. Él le dijo que se lo comiese y mi madre recogió los restos esparcidos por su cara con sus dedos para llevárselos a la boca con deleite.
    
    Para acabar coronando mi humillación, se veía después cómo mi madre, ya en bata, despedía a Carlos en la puerta con un morreo y entregándole unos billetes. Encima era ella la que le pagaba a él.
    
    Como dije, era algo claramente guionizado, si bien también disfrutado, e incluso no dudo demasiado que lo del pago fuera igualmente real. Un polvo normal no es así, tan explícito en palabras, frases, actos… Evidentemente, mi madre debía desconocer la intención real cuando le propusiera filmar un vídeo porno. Es posible que se lo propusiera como un juego de cama, en una época en que aún no existía Internet ni las redes sociales, ni por tanto el temor a que se difundiera por éstas. Nunca supe qué fue lo que le diría para conseguir. Había que ser muy zorra para prestarse a aquello. Me pregunté quién podría ser el que lo grabó. ¿Qué más daba? En poco tiempo se difundió, sin saber cuántas copias, de aquéllas en cinta VHS, podrían haber circulando. Todos los conocidos de nuestra edad tuvieron ocasión de verlo.
    
    Una de ellas me la entregó a mí. Me exigió que la viera una y otra vez, hasta tenerla perfectamente grabada en la mente. Que me estudiara todos y cada uno de los detalles, pues al cabo de unos días me harían un examen sobre el ...
    ... contenido del vídeo, y si fallaba una sola pregunta me darían la paliza de mi vida.
    
    A todos les pareció divertidísima la idea, incluidas las chicas, que rieron animadas la ocurrencia. El día del examen, tanto Carlos como sus amigos y ellas me hicieron todo tipo de preguntas sobre la cinta. ¿Cuántas posturas adoptó tu madre y cuáles fueron? ¿Qué dijo la segunda vez que Carlos se la metió por el culo? ¿Cuántas le mamó la polla? ¿Cuántos chorros le echó en la cara al correrse?... Divertidísimos y divertidísimas. No paraban de reír, dirigiéndome desprecios e insultándome. También estaba allí Elizabet. Una de ellas llegó a escupirme en la cara. Contesté a casi todas sus preguntas, pero, como tenían que terminar con gracia la cosa, una de ellas me preguntó con toda la mala idea del mundo y clara intención de que no supiera responder, cuántos chup-chups sonaron la segunda vez que se la mamó. Poniendo cara de derrota, contesté que veintitrés, por decir algo, y lo siguiente fue una lluvia de hostias y patadas que se me vino encima, incluso por parte de ellas, mientras no paraban de reír e insultarme. Carlos me amenazó terriblemente para acabar, asegurándome que si alguna vez volvía a desmentir algo que él hubiera dicho, la paliza que acababa de recibir no tendría comparación con la que me daría entonces.
    
    Aquélla fue una de las ocasiones en que el morbo dominó sus actos, llegando a plasmarse mis fantasías en la vida real. Esa noche, pasado el momento de terror y humillación, volví a ...
«12...456...»