Humillación extrema de un ser patético
Fecha: 03/07/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sentir una excitación irresistible al revivir aquello en mi mente, pajeándome enérgicamente hasta cinco veces seguidas, y a los pocos días fui a buscarlos al banco del parque en que solían ponerse y les di las gracias por lo ocurrido, aceptando que todo había sido culpa mía y me lo merecía. No ha habido muchas en que me haya atrevido a hacer algo así, llevando mis fantasías al mundo real. Esa fue una de ellas, y contribuyó a aportar acervo masoquista a mis recuerdos, fundamentando innumerables pajas que me he hecho a lo largo de los años reviviendo aquéllas y otras experiencias.
Pasaron éstos, y con ellos mi adolescencia y juventud, y también los episodios con Carlos, Elizabet, las chicas y Cía, adentrándome ya en mi vida adulta. Recientemente todavía, en el 2016, falleció mi madre tras una larga y penosa enfermedad. Su funeral se celebró en casa, como fue su deseo, y la vistieron muy guapa para la ocasión, con uno de esos escotes discretos que gustó vestir hasta el final. Después de tantos años, reapareció Carlos, con el cual apenas había coincidido durante este tiempo, más allá de algún cruce en el hipermercado o similar, al igual que otros viejos conocidos para darme el pésame.
Pero la cabra tira para el monte. Comenzamos a hablar y, claro, salieron a relucir capítulos de nuestra juventud. Al principio cosas inocentes, de las que hacen sonreír con nostalgia o incluso reír en otras circunstancias, pero, inevitablemente, la conversación, que comenzó evitando aquéllos ...
... otros recuerdos negativos y mal gusto, fue gravitando hacia éstos, acabando por caer por completo dentro de ellos finalmente.
-¿Siguió siendo tan puta?... ¿Se enteró de ello tu padre alguna vez?... ¿A quién se folló, qué cosas hizo? Cuéntame –me preguntaba en susurros y algo apartados del resto de asistente. Yo le contestaba a todo ello con mucho gusto y servicialismo, volviendo a encontrarme en un estado de excitación como el de aquellos tiempos, cuando casi no podía resistir la espera para volver a casa y pajearme.
-Vaya tetas tuvo siempre –comentó ya entrada la noche, en un momento en que habíamos quedado solos al irse todos a dormir, plantado en pie ante su cuerpo.
Alargando la mano, se las sobó una vez más ante mi total complacencia y permisión. Primero por encima de la ropa, luego metiendo ya aquélla directamente en su escote.
-Y qué cara de puta. Hasta el final.
-Sí… -reconocí sinceramente.
El mismo día en que la enterramos, volví a casa, en la cual había convivido junto a mi madre durante los últimos años y ahora quedaba solo por tanto, y me encerré allí para buscar algún chat de conversación y pasar la tarde comentando sobre morbos con algún cháter. Hablé con ellos acerca de las mujeres de mi familia y mi vida, mis cuernos… Aunque en todas ellas hubieron elementos de morbo masoquista, sobre lo que quería hablar yo ese día era sobre mi madre. Sugiriendo, no pidiendo, sacándola a relucir como causalmente. Uno de ellos me preguntó sobre ella. Si tenía ...