1. Humillación extrema de un ser patético


    Fecha: 03/07/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... esplendoroso. Es lo que sonaba podía cobrar más o menos cualquier puta de club o la calle de la época.
    
    Cuando finalmente se marchó, la humillación y el miedo se convirtieron en rabia mientras caminaba sólo de regreso a casa. Y la rabia en excitación y morbo por la noche, ya en la cama. Ya hacía años que sabía yo de mi naturaleza profundamente masoquista. Desde la preadolescencia, a esa edad en que te sacudes tu todavía minipolla constantemente en busca ansiosa de tu primera eyaculación. Pero nunca antes había llegado a profundizar tanto, alcanzando la excitación en base a una experiencia real y tan intensa.
    
    Esa noche me pajeé como un loco, corriéndome varias veces antes de dormirme. Me volvió a preguntar en otras ocasiones, y en todas volvió a ocurrir lo mismo, hasta el punto de que en alguna de ellas fui yo el que, distraídamente y aparentando hacerlo casualmente y sin intención, ir a su encuentro y sacar la conversación. Siempre en presencia de otros chicos y chicas. Era enervante. En esas ocasiones buscadas, apenas podía contenerme al cabo de un rato para no despedirme con cualquier excusa e irme rápidamente a casa a pajearme. No obstante, no insistió demasiado en lo de que le dijera a mi madre aquello, y yo tampoco deseaba verme en el trance de hacerlo, no llegaba tan lejos en mi morbo.
    
    Un par de meses o tres después, comenzó a circular el rumor de que Carlos se estaba follando a mi madre. Yo lo negaba. Sin pararme a pensar si era cierto o no. Él era muy ...
    ... popular entre las chicas y ella siempre había tenido debilidad por los niñatos. Sin embargo, como ya comenté antes, prefería no pensar en esas cosas y hacerme la idea de que todo estaba bien.
    
    Carlos se enfadó al enterarse. Un día, apareció, de nuevo en los bancos ante los billares, y me hizo subir junto a los amigos que me acompañaban y los suyos al piso de uno de ellos. Allí pusieron una cinta de vídeo y encendieron el televisor. Ante todos nosotros, aparecieron las imágenes de mi madre siendo empollada por Carlos por todos sus agujeros como una perra.
    
    -¡Toma zorra! ¿Te gusta cómo doy por el culo?
    
    -¡¡Sí!! ¡¡Sí!!
    
    -¡Dilo!
    
    -¡Me encanta! ¡Me apasiona que me des por el culo! ¡Sigue! ¡Así! ¡No pares!...
    
    Era evidente que estaba algo guionizado. No obstante ser la follada claramente real y disfrutadísima por ambos, hacían su número para la cámara también (aquéllas primeras y enormes de aquella época, ¿recuerdan? No habían muchas aún, pero alguna había, y alguna de ellas quedaban la familia de alguno de los amigos de Carlos. Con el tiempo tuve ocasión de ver el aparato con el que se filmó aquella película de definitiva humillación para mí).
    
    Al final del coito, mi madre, tumbada boca arriba sobre la cama mientras él se la follaba embistiéndole brutalmente una y otra vez, ella le pedía que “se corriera en su cara de puta”, y, al cabo de unos instantes, Carlos sacaba su polla del coño para metérsela entre las tetas haciéndose una apoteósica cubana agarrando él mismo ...
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