1. Joder con la suegra!


    Fecha: 13/06/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Stefy. Sabía que no iba a tardar en correrse, así es que me dispuse hacerlo yo también, y lo haría en su coño.
    
    “Ahora, puta, vas a recibir mi bautismo de leche. Como eres novata permitiré que te corras conmigo. Ese honor no lo tienen todas. Vamos cerda toma mi leche”, la dije incrementando el ritmo de la follada y vaciándome dentro de su coño.
    
    Casi a la vez, ella empezó a tener espasmos, y a bufar como una mula, y se corrió también echando liquido blanco en cantidad por su coño.
    
    Apenas habíamos terminado de corrernos, cuando la luz que anunciaba que alguien quería entrar se encendió.
    
    Ahí estaba mi financiación. Respondí con el botón verde, y la puerta se abrió y entró un tipo alto, bien vestido. Se dirigió hacia mí y salimos para hablar. Me ofreció 400 euros por sesión de una hora con las dos sin límites. Le dije que, sin límites, no, que no quería determinadas cosas, como marcas permanentes, scat, fotos o videos.
    
    Estuvo de acuerdo, y me dijo que se quedaba solo con las dos. Que si quería mirara por la ventana.
    
    Y así lo hice.
    
    Estando fuera vi como las ataba a las dos a la cruz de San Andrés. No me había fijado, pero era doble, estaba pensada para dos sumisas. Cogió un látigo que había colgado. Me recordaba al que se usa para domar a los caballos. Lo blandió en el aire con suma destreza, un par de veces y al tercero fue directamente contra el cuerpo de las dos. Las cogió a las dos de un solo golpe. Repitió el golpe varias veces, cambiando de posición para ...
    ... que el látigo diera por igual a una y a otra. Perdí la cuenta, pero sus espaldas, nalgas y muslos, marcaban claramente cada latigazo recibido.
    
    Se acercó a mí el tío de la pastelería.
    
    “Este es un buen cliente, sabe tratar muy bien a las sumisas. Le adoran. Se aprende mucho de él”, me dijo dándome una palmadita en la espalda, y siguiendo con lo suyo.
    
    Cuando el hombre terminó la tanda de latigazos, la capacidad física de ambas había descendido notablemente. Sabía cómo y dónde azotar, para precisamente eso, desbravarlas.
    
    Cogió pinzas japonesas de presión, y les puso en los pezones y los labios del coño.
    
    Cogió cuerda de bramante y se las ato a Berth en las pinzas de los pezones. Paso el bramante por argollas que tenía la cruz en su parte superior y las ato a las pinzas de los pezones de Stefy, totalmente tirantes.
    
    Cualquier movimiento de una, torturaba sus propios pezones y los de la otra.
    
    De las pinzas de los labios le colgó unas pesas. Eran unos soportes en los que se podían ir incorporando aros de metal para así aumentar el peso. Les puso cinco aros en cada labio. Entendí que eran 500 g. en cada labio. Se alargaron bastante, por el peso.
    
    El hombre cogió una vara, la metió entre los labios de Stefy y empezó a moverla entre ellos golpeándolos. Al dolor de las pinzas de presión, más las pesas, se unían ahora los golpes que, pese a no tener casi recorrido, por lo que los desplazaban a un lado y a otro, debían de ser fuertes. Stefy, se agitaba con cada golpe ...
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