Citas que salen mal, muy mal
Fecha: 07/03/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: molly625, Fuente: CuentoRelatos
... enjabonar el cuerpo.
-Por favor, ¡¡sácame de aquí!! -le dije aprovechando que estábamos las dos solas.
La chica torció el gesto, y sin responder, miró hacia la parte superior de la ducha. En esa esquina había una cámara apuntándonos y lo que parecía un pequeño micrófono, por lo que me di por enterada y no abrí más la boca. Espero que Zak no estuviera escuchando.
La sirvienta siguió frotando, sin mucha suavidad, todo hay que decirlo. Me hacía un poco de daño, pero no dije nada y aguanté. Cuando terminó me hizo salir hacia una toalla situada en medio del baño y me secó. Lo hizo todo lo rápido que pudo, pero me dejó bien seca, eso lo puedo asegurar.
Me volvió a colocar la correa y fuimos hacia la cocina. Zak estaba en la mesa desayunando un café con tostadas, pero al vernos llegar ni se inmutó. Lo que habría pagado por tomar lo mismo que él, a pesar de que el café no me hacía especial ilusión generalmente. En cambio yo tenía preparado, en el suelo, un cuenco de leche fría con algo que parecían cereales, pero ya blandos por llevar tiempo en la leche. Me lo tomé rápidamente para acabar con aquello, y me quedé mirando a Zak.
-¿Qué se supone que estás haciendo? -dijo Zak secamente.
Al instante giré la cabeza para mirar al frente. Me había olvidado totalmente de las normas.
-Perdón amo -respondí con gesto avergonzado.
-Genial, me miras a los ojos, y todavía no estás contenta y hablas sin mi consentimiento. Creo que ayer a la noche alguien no aprendió ...
... nada.
Mierda. No estaba haciendo una a derechas. Seguro que el muy hijo de puta ya tenía un castigo pensado para mí.
Después de terminar su desayuno, cogió la correa y me la enganchó al cuello. Pegó un tirón para que me pusiera en marcha y me llevó de paseo por toda la casa. Luego salimos al jardín y seguimos paseando. Esta vez Zak llevaba un látigo para azotarme cuando no hacía las cosas a su gusto. Cuando cerraba las piernas de más o me olvidaba de llevar el culo bien alto, me golpeaba sin compasión. El látigo era mucho más doloroso que la vara del día anterior, y además me dejaba unas bonitas marcas. Me fijé que el jardín era precioso. En otra ocasión habría disfrutado de un buen paseo por allí, pero hoy no tenía intención de hacerlo. Después de casi dos horas de entrenamiento me llevó a una esquina donde había un cuenco de agua. Me fijé que, al igual que el cuenco del desayuno, todos los demás que me dejaba utilizar estaban marcado con una pegatina a mi nombre. Zak se había molestado en tunearlos todos durante mi ducha, o incluso más temprano. El agua que bebí estaba horrible, no sé si sería agua de lluvia o qué, pero tenía tanta sed que me la terminé toda. Tenía las rodillas y las palmas de las manos en carne viva, de tanto gatear entre piedras, pinchos y demás objetos molestos. No sé si aquello era un castigo o no, pero yo tenía la esperanza de que lo fuera. No llevaba ni un día entero en ese lugar, y ya no podía aguantar más.
Volvimos a dentro de la casa y nos ...