1. Citas que salen mal, muy mal


    Fecha: 07/03/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: molly625, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero sin violencia y sin dejar marcas. El tío cogió un palillo, le clavó una fruta y la bañó en chocolate fundido. La primera fruta se la llevó a la boca, pero la segunda la bañó con ansia en el chocolate, y luego me quitó el zapato que le quedaba más cerca y me empezó a bañar la planta del pie con el sobrante que pingaba de la fruta. Siguió realizando la misma operación hasta que mi pie quedó embadurnado de líquido. Por suerte estaba caliente, pero no tanto como para hacer daño. Luego acercó su cara y empezó a lamerme el pie con la lengua, y después con los labios. No paró hasta terminar todo el chocolate y dejarme el pie tan limpio como al principio. Por alguna razón, que comieran encima de mi cuerpo, había empezado a gustarme mucho durante los últimos tiempos. Estaba empezando a notar una sensación en mi vagina, cuando la música empezó a sonar de nuevo.
    
    Los chicos aplaudían con ganas, siguiendo el ritmo. Esperaban con ansia su nuevo juguete. Y mientras, las chicas gateaban asustadas, menos mi amiga Sandra (de la que tenía muy buen recuerdo), que mostraba una gran sonrisa en la cara. Curiosamente parecía que la situación le encantaba. La música se paró y el chico de turno me pasó suavemente las yemas de los dedos por mis labios inferiores, lentamente y haciendo círculos. Debió notar que me estaba empezando a mojar, porque le pegó un codazo al tío de su lado para que viera lo que había en sus dedos, y los dos rieron. Este chaval no parecía muy interesado en el ...
    ... postre, pero si en mi vagina. Siguió acariciando la zona con sus dedos acercándose peligrosamente al clítoris. Cuando pasó la yema justo por encima, no pude evitar dar un respingo. Otra vez volví a sentir esa sensación a la que estaba tan acostumbrada en los últimos tiempos. Me asqueaba la situación, no quería estar allí, quería que la tierra me tragara, pero por otro lado no podía evitar que me diera gusto... mucho gusto. Siempre me tenían muy falta de sexo, y cualquier cosa que me hicieran me ponía cachonda como una perra. Mientras con una mano me tocaba por abajo, con la otra empezó a sobarme los pechos, tirando suavemente de los pezones de vez en cuando, como si quisiera sacarme leche. Notándome más mojada empezaba a meter uno o varios dedos, no estoy segura, cuando la música empezó a sonar de nuevo. Parece que a mi nuevo amigo el tiempo se le hizo corto, y no pudo evitar mostrar una mueca de desaprobación. Sacó los dedos mojados de mi vagina y me dio un cachete a modo de despedida.
    
    Las chicas nos pusimos en marcha otra vez. Los borrachos estaban cada vez más desbocados, tirando bebida al aire y dando la nota en general. Miré de reojo a las chicas del otro lado de la mesa y no daba crédito a lo que veía. Me asombraba que una panda de locos pudieran hacer eso con unas pobres chicas, y que no hubiera ninguna consecuencia. Me parecía imposible que nadie de fuera de "la secta esta" se diera cuenta de lo que pasaba.
    
    La música se paró, pero esta vez un hombre tomó la ...
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