Cuando la belleza engaña
Fecha: 21/02/2022,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... desnudando desesperada.
Natalia solamente gemía, estaba como petrificada temblando, le tuve que decir que me soltara el sujetador, fregaba mis tetas contra las suyas mientras besaba su cuello, fui bajando mi mano por su abdomen hasta hacerla colar bajo las bragas. Cuando llegué a su almeja se estremeció por completo, mis dedos se mojaron en ese caldo que enseguida pensaba beberme.
Le bajé las bragas para sentarla en la cama, se las fui sacando al tiempo que también sacaba las mías.
Se quedó acostada con los ojos cerrados. Le abrí las piernas y me zambullí, era un mar de líquidos, no me dio miedo ahogarme, quería respirarla, beberla hasta que no quedara nada, que todo eso fuera para mí.
Era la primera vez que yo era la protagonista, siempre fui pasiva haciendo lo que me pedían; esta vez no, la estaba follando y la sentía retorciéndose de gusto, gozando porque la hacía gozar yo, sus gemidos eran música para mi libido
- Cami, mi amor, te amo, te amo, mi vida, me voy a correr, sabes me voy a correr cariño, me corro siiiiii, te quieeeerooo – y tuvo un orgasmo que me llenó de orgullo.
Quedó como adormecida, yo me sentí poderosa, ¡Yo!, la pusilánime, la que siempre bailaba con la música que ponía otra, hoy fui yo la que tocaba, la que pude subir al cielo a la mujer que amaba.
Trepé por su cuerpo, besé esas colinas deliciosas en mi recorrido hasta llegar a sus labios, las lágrimas le corrían por las mejillas.
- Nati, ¿qué pasa mi amor? ¿te hice daño, no te ...
... gustó?
- ¿Cómo no me va a gustar? Es lo más maravilloso que sentí en mi vida
- Y entonces ¿por qué lloras? ¿cuál es el problema?
- Es qué, yo quisiera que fuera siempre así, que yo también pudiera hacer que tú sintieras lo mismo que me hiciste sentir a mí. – me dijo tímidamente
- Mi amor, yo también quiero que me hagas lo mismo que te hice yo ¿no lo vas a hacer? – me miró con los ojos desorbitados
- ¡Sí!, claro que lo voy a hacer, déjame, déjame – la timidez se le fue enseguida, me besó, me lamió, me dejó baba por todos lados y yo en la gloria, con la calentura que tenía la baba se evaporaba al instante, se estacionó en mis tetas y tuve que empujarla hacia abajo, ya no aguantaba más, apenas llegó que la cueva se inundó, pero se dio maña para desagotarla.
- Nati, ven aquí mi vida, después sigues – se puso a mi lado y me encerró en un abrazo de oso – calma mi amor, si no me voy a escapar, estoy demasiado bien a tu lado.
- Es que no sabes lo que eres para mí
- Debo ser parecido a lo que tú eres para mí.
- No Cami, a ti te quiere todo el mundo, puedes elegir, no como yo
- A ti te quiero yo, ¿no te alcanza?
- Claro que me alcanza, cómo no me va alcanzar si tú eres todo lo que quiero, ahora mismo quisiera besarte, volver a sentir cuando te corres en mi boca, beber toda tu esencia, ser la dueña de tu placer, ¿me dejas?
- Cariño, esta es una cosa de dos, tanto pides tanto das, ¿Quieres? – se quedó sin entender, le tuve que poner el coño en la boca ...