Cuando la belleza engaña
Fecha: 21/02/2022,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Ese fin de semana fue bastante peculiar. Después de esa conversación donde quedo clara la relación que podía haber entre nosotras, todo fue fantástico. Nos fuimos a bañar juntas, como no podía ser de otra manera, terminamos en un round amoroso donde salimos empatadas. Me hizo vestir con una falda de ella, muy bonita pero más discreta. De ahí en más todo fue a mi gusto.
Almorzamos en un sitio muy lindo a la orilla del mar. Le comenté que había una exposición de informática, que tenía ganas de verla. También le gustaban esas cosas, por lo que no puso ninguna objeción.
Pasamos la tarde entretenidas. Compró una Tablet súper moderna, así que aprovechó bien el tiempo. Luego de eso, fuimos a la función teatral que quedó pendiente del día anterior. A pesar que por ser sábado estaba bastante lleno, no se privó de meterme mano con disimulo.
Me daba vergüenza, puse la chaqueta sobre mis piernas para que no se notara, pero me parecía que todo el mundo se enteraba. Apretaba las piernas para que no pudiera meter la mano, pero a pura fuerza me las estaba haciendo abrir. Se acercó a mi oído
-Cami, quédate quieta si no quieres que la gente se entere
- Si sacas la mano de ahí nadie tiene que enterarse
- Ah, no seas tonta ¿mira qué remedio?, déjala ahí que ese es su sitio – al fin me tuve que resignar a sus caprichos (no es que me desagrado tanto) A pesar de los nervios, llegué a tener un orgasmo, no muy grande, pero lo suficiente para mojarme todas las bragas. Terminó la ...
... función, cuando salimos me dijo de ir a comer algo liviano antes de irnos a dormir.
- No Diana, vamos al hotel que estoy toda mojada,
- ¡Te measte! Tan grande y meándose, es cierto, el que sale con niños…
- No te hagas la boba, bien sabes porque estoy mojada, y es tu culpa.
- Pero quítate las bragas y ya está, dámelas a mí que las pongo de babero.
- Bonita ibas a quedar
- No quedaría muy bonita, pero la comida me iba a saber mejor – al fin me convenció, me las saqué, se las guardo, pero no se las puso de babero. Después de cenar nos fuimos al hotel. Habíamos pasado un día maravilloso y lo terminamos maravillosamente bien, follando como descosidas.
El domingo fue lo mismo, me consintió en todo lo que se me ocurrió, estaba feliz. Me llevaba de la mano como si fuera una criatura. A mí me gustaba, el calor que me trasmitía me hacía sentir tan segura que podía estar siempre así.
Ya casi de noche me llevó a mi departamento. Agarró el bolso y subió conmigo, ya habíamos comido algo antes de venir.
- ¿No vas invitarme a tomar un té?
- Claro que te invito, siéntate que te lo preparo. Mientras se calienta el agua, me pongo algo de entrecasa – me cambié enseguida, me puse una bata y fui a la cocina a terminar de preparar el té. Puse las dos tazas en una bandejita.
- ¿Quieres unas galletas para acompañar?
- No, si recién acabamos de comer. Ven, siéntate conmigo que tengo algo para ti – sacó del bolso la Tablet que compró el día anterior – toma, esto es por ...