Cuando la belleza engaña
Fecha: 21/02/2022,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... los días tan lindos que me hiciste pasar.
- ¡No! no la quiero. No soy tu amante para que me tengas que regalar nada.
- ¿Y quién te dijo que eres mi amante? A mis amantes no les regalo nada.
- ¿Y entonces porque me tienes que hacer ese regalo?
- Por varias razones, y entre ellas, porque se me da la gana. No es la principal, te quiero a mi manera, cuando te dije que eras como una hermana menor, un poco es verdad. Yo como tú, no tengo familia, por lo menos cerca. Tú eres algo así, como una hermanita, o una sobrinita. Me gusta mimarte, poder ser un poco responsable de tu vida, que sientas que soy más que una amiga, que soy parte de tu familia. Me pasa igual que a ti, lo que pasa que tú ese cariño lo confundes con amor.
- Lo que hacemos, no es muy fraternal que digamos.
- ¡No! no lo es, eso va por añadidura y no lo veo mal. no estaremos enamoradas, pero nos queremos, no seremos pareja, pero nos deseamos, no veo ninguna razón para no hacer lo que estamos deseando.
- Como cuentas las cosas siempre tienes razón, pero ¿a qué viene que me regales la Tablet?
- Te la regalo porque puedo, y quiero que tengas algo más que las bragas para recordarme cuando te masturbas.
- La Tablet no tiene tu olor
- No, creo que tiene algo mejor, después la miras. Yo me tengo que ir, déjame despedir como la gente – me desprendió la bata y me empezó a besar – mejor me despido en tú cama.
Me fue llevando mientras me desprendía el sujetador, sin dejar de besarme me acostó al ...
... tiempo que me quitaba las bragas, saltaba de un punto al otro de mi cuerpo besando, chupando, lamiendo hasta que se estacionó entre mis piernas. Ahí volví a sentir como me derretía en un mar de sensaciones que me trasportaban a otra dimensión. Después de sacarme semejante orgasmo, me beso en los labios y me tapó con la sabana.
- ¿Qué haces? ¿no me digas que después de esto te vas sin dejarme devolverte el favor?
- Es que me tengo que ir bebé, en quince días vuelvo, aunque sea para verte
- Pero, es que ni siquiera te tomaste el té
- Ni me lo voy a tomar, quiero llevar tu sabor en mi boca. Adiós, bonita
Y se largó, sí, se largó dejándome con las ganas de volver a probar ese delicioso coño. Fui tras de ella, pero ya había salido y yo estaba desnuda. Volví a la habitación, allí estaba la Tablet, la prendí, me había dicho que tenía algo mejor. No sé qué podía ser, la había comprado el día anterior. No tenía mucho, solamente las imágenes de toda la sesión de la noche anterior. A pesar de haber estado fija, había material para masturbarme un rato.
Al fin me quedé con una sensación agridulce. Dulce por los momentos maravillosos que había pasado. Agria porque sabía que no eran más que eso, ¡momentos!
A la mañana, estuve a primera hora en casa de Natalia, teníamos bien distribuido el trabajo, me preguntó como lo había pasado, le contesté que bien, y le comenté sobre la exposición de informática (eso le interesaba) y la Tablet que me había regalado Diana. No entré en ...