Cuando la belleza engaña
Fecha: 21/02/2022,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... lo que había y nada más.
En las siguientes semanas hizo todos los trámites para anotarnos, pero quedó pendiente de confirmación hasta que consiguiéramos algo que valiera la pena
A la empresa siempre iba yo. En eso ya estaba bien aprendida, y Nati con Alfredo no se llevaba nada bien. Se aproximaba otra de las reuniones de fraternidad laboral (a la que Nati no iba ni atada). Esta vez me avisó que teníamos que concurrir porque el gerente tenía una proposición laboral para nosotras. Él no sabía de qué se trataba, pero no podíamos negarnos.
Cuando le dije a Nati, no le hizo ninguna gracia y no quería ir, pero al fin parecía que iba a ser solamente una propuesta. Podíamos aceptarla o no. Traté de convencerla.
-Oye, si no tienes que tratar con Alfredo, seguro que el gerente va a ser mejor.
- ¡Ese! Ese es un baboso peor que Alfredo, más inteligente y más baboso
- ¿Lo conoces?
- Claro que lo conozco. Me vine de la gerencia para no aguantarlo. Se cree que eres un pedazo de carne esperando para hincarle el diente. – me salió
- Pues no es nada tonto, sabe dónde está la mejor carne – me dio apuro, pero ya lo había dicho – discúlpalo, no será el primero que te tira los tejos
- ¡No! si hay un montón que se cree que porque una es fea, ya vive regalada.
- Nati, no todo el mundo se fija en las apariencias. No serás miss universo, pero tienes un montón de cosas, que puede enamorar a cualquier hombre inteligente, y dijiste que él lo es.
- Eso ni tú te lo ...
... crees
- Pues si yo fuera hombre, ya estarías diciendo que soy un baboso.
- Claro, para pasar el rato sin compromisos
- O para pasar muchos ratos con los compromisos que quisieras. Mira si vamos a hablar, si quieres voy a estar yo también ahí, ¿qué puedes temer?
- No, si no le tengo miedo; me da grima soportarlo, nada más.
Al fin logré convencerla de ir. Más difícil fue convencerla de ir a comprar ropa para verse elegante, pero también lo conseguí.
El día de la fiesta la convencí de que se dejara maquillar (no es que iba a pintar un cuadro, pero dentro de lo posible, algo iba a mejorar). Cuando terminé, con el vestido que le había hecho comprar, ajustado a su cuerpo le hacían un culo de película, y unos tacos que hacían que sus piernas se vieran más estilizadas, le daban ganas a cualquiera.
Creo que hasta a ella le agradó. Cuando llegamos a la reunión, nos estábamos saludando con los que más trato habíamos tenido, cuando Alfredo nos avisó que el gerente nos estaba esperando en su mesa, fuimos a su encuentro.
La mesa estaba en una punta desde dónde se podía abarcar todo el conjunto. Mientras nos acercábamos, podía ver un señor parado tras la mesa esperándonos con una sonrisa amistosa.
Era de esas personas de edad indefinida, que te podías equivocar bastante, para arriba o para abajo, lo que sí, nadie podía decir que no era apuesto.
-A quién tenemos aquí, pensar que algunos tontos dicen que las chicas lindas no son inteligentes; no las conocen a ustedes. – ...