La vida te da sorpresas
Fecha: 19/04/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: sebata, Fuente: RelatosEróticos
... rabazo dentro de su vagina; no se había enfrentado nunca a algo así, y aunque yo la tenía acostumbrada a polla gorda ésta casi no le entraba... hasta que entró...
“¡Me voy a correr sin tan siquiera empezar a follar!, ¡solo de pensar lo que me estoy metiendo...!”, decía la zorra, y casi es lo que sucede, en cuanto la polla le entró hasta el fondo en no más de quince embestidas empezó a morderse los labios por tal de no chillar, el coño le chorreaba jugo de una manera increíble, las piernas le empezaron a temblar, tenia los ojos casi vueltos y casi parecía que tenía espasmos; en un susurro entre gemidos le entendí: “Me cooorrooo, me coorrooo, qué gustoooo”.
Empezó a mover su trasero de adelante a atrás bajando el ritmo y sacándose poco a poco el enorme pene, se puso de cuclillas y tocándose el coño empezó a mamarlo y pajearlo hasta que se corrió soltando varios cañonazos de leche que ella recibió gustosamente entre su boca y sus tetas. Allí se quedó un buen rato agachada abierta de piernas acariciándose el clítoris, chupando y lamiendo muy despacito el enorme trozo de carne hasta que se fue menguando y desapareció por aquel agujero.
Empezó a limpiarse y a ponerse todo en orden, ropa, pelo, medias,etc... me miraba con cara de no haber roto un plato y con una pequeña y socarrona sonrisa me dijo: “Ésto que ha pasado ha sido una casualidad del destino, y tú te has portado como un campeón”, “ahora salimos, nos vamos al hotel, y me dejas darte la sorpresa que tengo ...
... preparada... pero no te vayas a acostumbrar, ¿eh?”.
Al salir de la cabina había un tío con pinta de mulato, alto, fuerte y bien parecido, era el del pollón seguro. Se acercó a nosotros, se presentó y nos dijo que si nos daba el teléfono por si queríamos quedar alguna otra vez. Mi mujer se le acercó, le dio un beso en la mejilla, y le dijo: “Va a ser que no, ciao”.
Salimos a toda prisa del local y nos dirigimos al hotel, aunque yo estaba todavía asimilando y pensando lo que había pasado. De todas formas yo estaba con unas ganas tremendas de metérsela a mi mujer, lo que había visto me excitó como nunca lo había estado, y estaba decidido a follármela durante toda la noche.
Yo había organizado la cena y ella el hotel. Entramos, recogimos la llave de la habitación, pero ella, en vez de querer subir directamente insistió en tomarnos una copa para relajarnos un poco después de lo sucedido, en el bar del hotel antes de subir a la habitación.
Pedimos un par de combinados y comenzamos a charlar de todo un poco. En mitad de la conversación me dice que me vuelva y mire al final de la barra.
Extrañado me vuelvo y veo a una increíble mujer sentada en un taburete, con una larga melena de pelo liso negro azabache, un vestido estrecho y largo de color blanco con una larga raja lateral que dejaba ver unas preciosas piernas cruzadas, una piel tostada, y, aun de lejos, una preciosa cara... era guapísima, espectacular.
Mi mujer medio en serio y medio en broma me dice que no soy capaz de ...