Fecha: 12/07/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... en que todos los que habían hecho gimnasia ya formaban parte del almuerzo, y yo avisé que iría más tarde, en cuanto terminara de resolver un problema con mi novia. Ese día Vale tenía una pollerita, y yo le amamantaba las tetas libres de su corpiño, le masajeaba la vagina sobre la bombacha como si se tratara de una naranja refrescante y vibraba con sus gemiditos. Ella me pajeaba por adentro del calzoncillo y me juraba que esa noche me dejaría penetrarla.
Cuando acercó su cabeza a mi pubis pensé que me sacaría la leche con la boca. Pero la calienta pija solo frotó su boca en mi bóxer, y me mordió un poco la puntita, y cuando tres de mis dedos navegaban en su interior comenzó a gemir más agudo y rápido que antes, mojándose y temblando como una niña muerta de frío.
Justo cuando se sacó la bombacha oímos las palmas de unas manos junto a unas palabras determinantes:
¡basta chicos, vamos, ya es demasiado!
Era Soledad, quien eligió hablar de esto más tarde. Vale se fue de inmediato, avergonzada y enojada conmigo, ya que en teoría nadie nos iba a molestar.
En la dirección Sole me habló sin limitaciones.
¡nene, esto no es un bulo, ni un telo ni nada de eso… esa cochina no vuelve a pisar este lugar… y aparte, por favor, pedile que se cambie la bombacha… encima no se depila!
Quedé perplejo sabiendo que Sole había visto todo.
¡sí, vi todo chiquito… vi cómo la masturbabas y le lamías los pezones… tenés que aprender a chupar mejor las tetas sabés… y ella, no te la ...
... chupó todavía?!, averiguó al tiempo que mi razón colisionaba con mis deseos de poseerla en mi cerebro atónito. Le dije que no.
Ella se levantó, cerró con llave la puerta y se me acercó. Cuando rozó mi pija sobre el pantalón creí que el corazón me flotaba en el pecho.
¡mirá cómo te dejó esa turra, con el pito re duro… imagino que te duelen los huevitos nene, no?, es una chica mala, sucia y calentona!, decía poniendo voz de nena, como queriendo imitarla mientras me bajaba el jogging.
Su perfume me hacía soñar despierto. Podía sentir en su voz el mismo temblor ansioso que gobernaba mi libertad cuando dijo mientras olía mi bóxer y tocaba con dulzura mi pene: ¡lo tenés re húmedo, y tu calzón tiene olor a pipí niñito!
No pude controlar el sacudón que obligó a mi pija a disparar un chorro de semen en sus manos apenas lo liberó de la tela y haló un par de veces.
¡no me vas a dejar así de calentita nene!, dijo lamiendo sus manos, y no tardó en comerme la boca con un fuego desconocido. Nadie me había besado con tanta necesidad, con esa algarabía y con tantas mordiditas en los labios. Además gemía suave, sonreía y respiraba acompasando los latidos de su corazón con los míos.
¡esa sucia te besa así de rico?, te gusta su olor?, notaste que tenía la bombachita rota?!, decía a la vez que me pajeaba contenta, porque ya la tenía erecta otra vez. Cuando sentí su lengua en mi cabecita afuera del capullo de mi verga gemí como un niño, pero me dejé conducir con cada lamidita, con ...