Malena y el vendedor
Fecha: 05/01/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... mirarlo, con cara hosca. Él, desnudo sentado sobre la cama me mira de reojo sin atrever a moverse, como niño castigado por una mala acción.
A medida que pasan los minutos, el desconcierto, el furor y el temor se alejan, caigo en cuenta de lo chusco de la situación, mi sentido del humor reaparece prevaleciendo sobre lo inusitado de la circunstancia que ha llevado a que un desconocido haya obtenido de mi cuerpo lo que tanto he resguardado en mis treinta y tres años de vida, aun a expensas de muchos desvelos que incluyeron muchas veces, literalmente: no quedarme dormida.
Al abrir la puerta para salir ya estoy recuperada anímicamente -aunque mis nalgas resbalosas me recuerdan que algo grande pasó entre ellas y desde allí le digo:
-Espero que mañana me hagas un buen descuento en mi pedido.
El comprendió que todo estaba perdonado y olvidado. Sonrió con un suspiro de desahogo.
Son casi las cuatro de la mañana, mis agujeros supuran semen que está siendo recogido por mi vestido. Conduzco por las desiertas calles sonriendo al recordar todo lo que me ha pasado desde que salí de la casa en la tarde del día de ayer.
Mi desprendimiento súbito y radical de la necesidad afectiva que me ataba a Leonardo; la emoción; el atrevimiento; el placer descomunal; lo puta que soy en realidad (tomo nota) y mi terrible desvirginamiento anal. Se me sale una carcajada al recordar el momento patético y extrañamente sensual que aún me hace estremecer.
LA VIDA ES CRUEL Y ...
... TRAICIONERA.
Abro con el control remoto la puerta del estacionamiento. Quedo petrificada. Casi sufro un infarto (que no me da, seguramente, por haber sido atenuado por los restos de mi ebriedad)… en el estacionamiento está aparcado el carro de Leonardo.
-¿Qué es esto? Me pregunto muchas veces con los ojos desorbitados y la boca reseca por el pánico.
El peo es de pronóstico. Nos insultamos y nos agredimos verbalmente. Para qué recordar algo tan siniestro, escabroso e indigno de lo que sentimos por nosotros, pero los celos son así.
Al día siguiente al levantarme de la cama, corro a ver si Leonardo- que había dormido en el otro cuarto- aún sigue allí. No. Se ha marchado. Por la radio oigo que el derrumbe que causó el cierre temporal del paso hacia el centro del país, ha sido removido. El paso esta expedito.
Quizás ya no regrese más. La herida causada por la infidelidad es incurable… a veces, no siempre… pero tarda en sanar, si sana… Siento un inmenso sentimiento de pérdida definitiva y me echo a llorar sobre la cama por todo lo que se ha ido con mi amor…
A las nueve de la mañana, puntualmente, abro el negocio.
Jorge llega a las diez y toma mi pedido, me otorga un gran descuento y se compromete personalmente a que mis envíos no tengan fallas y sean enviados antes que a mi competencia. Quedamos en reunirnos alguna vez, sin compromisos, ni alianzas. No hay regalos, recuerditos, ni flores, la próxima vez quizás será mejor…
EPÍLOGO
En esas ciudades pequeñas no hay nada que ...