Malena y el vendedor
Fecha: 05/01/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
MALENA: UNA MOSQUITA MUERTA
La Catira y El Vendedor
UNA TARDE LLENA DE ANSIEDAD.
Leonardo y yo nos hemos mudamos a San Fernando, una ciudad lejos de todo lo que conocemos. Una ciudad del llano Venezolano.
Planeamos quedarnos aquí el tiempo que sea necesario, prosperar juntos y comenzar un nuevo ciclo en paz desvinculados de la vida corporativa que hasta el momento en que fuimos despedidos de la empresa donde laborábamos, nos aturdió con su frenético ritmo sin sentido.
Aún nos queda parte del amor que logramos rescatar después de tantas peripecias porsobrevivir a nosotros mismos. No sabemos si será suficiente. No hay garantías.
Contar estas historias en tiempo presente y con toda sinceridad, es solo una manera de conjurar los demonios que aún –después de tanto tiempo- me habitan. De quemar en la hoguera los recuerdos vanos, los últimos remordimientos y también, de traer a la memoria lo grato, lo divertido, lo placentero y lo extraño que ha pasado en mi vida, la vida de una mujer solitaria fiel a sí misma.
TIEMPO PRESENTE
Ahora, estoy en San Fernando, es domingo a la una de la tarde, Leonardo se prepara en este momento para partir, él debe regresar quincenalmente a nuestro lugar de origen a visitar a sus hijos. Yo me quedo, debo cuidar el negocio que hemos instalado aquí y esperar su regreso. Estoy hastiada de tenerlo solo a medias. Pero no me queda más que aguantarme a ver qué el destino decide.
No tengo amistades por estos lares, solo dos medio ...
... amigas y el esposo de una de ellas. Me gusta así. La soledad y el silencio.
Estoy silente, pero angustiada momentáneamente como siempre que me deja. Después se me pasará.
Busco alguna actividad que me ayude a relajarme concentrando mi consciencia en algo externo a mi ánima. Barrer la casa me sosiega, me pongo a hacerlo metódicamente como si contara las motas de polvo.
Me doy lo que parece ser un largo y meticuloso baño, me masturbo suavemente, con atención aplicada, buen orgasmo pero nada que ver con el polvo que echamos esta mañana. Me depilo, me pinto las uñas, miro el reloj a cada rato, siguen siendo las cuatro y quince.
Me siento en el sombreado patio a ver cómo el sol disminuye el caudal de sus rayos a medida que pasa el tiempo, cuando disminuya más su agitación diurna me atreveré a salir a pasear. El calor es mordiente en esta época y daña mi piel blanca, hay que irla acostumbrando poco a poco, mientras esto sucede, debo vestirme con ropa holgada pues hasta la ropa interior me irrita.
Hoy, me engalano con una falda ancha, floreada y sedosa para que el aire circule entre mis piernas. El problema es que la textura de la tela tiende a adherirla a mis curvaturas y no me gusta llamar la atención en demasía, mi personalidad es más bien recatada y tímida, pero, no tengo nada mejor que ponerme.
Salgo a dar una vuelta en mi carro para entretenerme. Me gusta la ciudad, es limpia y ruralmente fascinante con sus habitantes cazurros y francos. Ya soy feliz otra vez. El ...