Malena y el vendedor
Fecha: 05/01/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... mal momento de la separación temporal de mi amante, ya ha pasado. Estoy contenta con mi libertad recuperada y con que ya no hay tanto calor, la brisa del rio trae aromas agradables.
TENGO HAMBRE
Me detengo en el lugar donde habitualmente lo ceno los sábados con Leonardo, pero, no recordé que hoy es domingo y están presentando música en vivo para divertir a los parroquianos. El local está full de gente y de algarabía. En la misma puerta tomo la decisión de devolverme, tendré que preparar mi cena en casa. ¡Que fastidio! Tan bien que iba todo. Odio cocinar.
-¡Señora Malena, espere por favor!, la voz a mis espaldas detiene mi movimiento cuando estoy a punto de abordar mí auto.
Al voltear, reconozco a quien me llama y lo identifico como uno de mis proveedores viajeros más importantes. Es extraño que ande por aquí un domingo y a estas horas.
-No pensará tomarme el pedido en este momento, eso es mañana, digo a modo de respuesta bromista con una sana sonrisa pintada en mis labios.
Él se me acerca procedente del interior del local y me extiende la mano sonriente:
-No, no. La vi devolverse sin entrar y como estoy solo allí, pensé invitarla a acompañarme en la mesa que ocupo. Si no es abuso de confianza. ¿Y su esposo?
-Está viajando. Y… si, acepto la invitación, no quise entrar sola por no parecerme conveniente, pero con su compañía es otra cosa. Además, me estoy muriendo del hambre, no quiero cocinar y aún hace calor aquí afuera.
EL RESTAURANT DEL ...
... MARACUCHO.
Entramos al sitio. Está repleto de gente bulliciosa, el dueño me hace un gesto de bienvenida desde su emplazamiento detrás de la caja registradora.
La mayoría de los hombres que pueblan el lugar registran mi presencia con atención devoradora mientras me desplazo hasta la mesa siguiendo a mi lazarillo salvador. Se llama Jorge y mientras lo sigo, me sorprendo observando minuciosamente su trasero con actitud valorativa:
-Está mejor de lo que me había fijado, digo para mis adentros, mientras me sonrió por la sorpresiva irrupción de una actitud que creía superada.
Conversamos de negocios mientras comemos la suculenta cena, regada por algunas cervezas y luego por unos deliciosos whiskeys.
Empezamos a participar del regocijo general. Cuando voy al reservado femenino, muchos piropos alfombran mi camino, con cierta sonrisa mantengo las distancias de los más osados, pues a pesar de querer conservar una actitud reservada, no quiero mostrarme arisca o severa: es una ciudad pequeña y aquí hay muchos clientes potenciales para mi negocio.
De acuerdo a lo que me temía, mi falda a pesar de lo holgada que es, por efecto de sus fibras sedosas y mi leve sudoración, se adhiere a mi cuerpo en sus partes más turgentes y resalta mis redondeces causando efectos subversivos entre mis admiradores circunstanciales.
Al regreso, mi compañero -quien al parecer también había estudiado atentamente mi anatomía durante mi paseo- se ve más entusiasmado, alegre y propenso a hacer ...