Malena y el vendedor
Fecha: 05/01/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... allí… sigue… sigue…sigue, soy tu putica… mira como me tienes…dame duro… sigue así… ya voy a acabar… voy a acabar…
De repente recuerdo lo más importante: el terror de mis coitos. Con desesperada y desfallecida voz quejosa le grito:
-¡No me vayas… acabar… adentro…nooo!
ENTONCES SUCEDIÓ.
Él está ya por acabar y no tiene mucho autocontrol. Mis piernas están espasmódicamente abrazadas a su espalda impidiéndole liberarse para sacármelo. Yo estoy llegando a mi clímax en ese preciso instante y mi cadera se desboca con movimientos penetrativos incontrolables, el lucha por sacarlo -para no irse en mi interior- y solo lo logra a medias, pero en ese preciso instante… pierdo el control y por arte de la mala ejecución de un movimiento angustioso: ha habido un resbalón accidental y he terminado con su cabezota incrustada en mi ano, plenamente, radicalmente. La desesperación me hace realizar movimientos discordantes y lo único que consigo es enterrármelo más.
Mi grito angustioso ha debido escucharse en todo el hotel. Mis murmullos de placer se han trocado en alaridos incontrolables. Es un momento caótico. Mi orgasmo en curso, ha cambiado de rumbo, cuando mi culito -ex virginal, ahora- está siendo abierto desaforadamente por ese instrumento implacable.
Todo ha sucedido en breves segundos que a mí me parecen horas. Para completar el malhadado momento, Jorge ha comenzado a acabar y su pene resbala sobre esa babosa superficie que su semen ha dejado y se ha terminado de ...
... incrustar, más que nada, impulsado por la opresión que nerviosamente mis propias piernas no han cesado de ejercer sobre sus riñones.
Mis desesperados movimientos, al fin, terminan por expulsarlo de mi intestino.
Solo acierto a encogerme como un feto, con mis manos entre mis nalgas, estremecida de dolor, con las lágrimas brotando de mis ojos y sintiendo un intenso puyazo que me hace aullar y desfallecer por momentos. Mi abertura late adolorida durante un buen rato. Poco a poco empieza a ceder el desfallecimiento, al abrir mis ojos lo veo allí mirándome con ojos desorbitados, solo atino a pegarle un puntapié en el pecho, con todas las fuerzas que pude reunir, a gritos destemplados le pido que busque mi espejito de maquillaje en mi cartera y que encienda la luz.
Con este artilugio, auxiliar de mi embellecimiento, observo mi anito para ver si lo tengo roto, pero no, solo esta enrojecido, abierto y rezumando leche.
-¡Eres un bruto! le digo con la cara más brava que soy capaz de poner.
Él está aterrado. Su cara demuestra el pavor de haberme causado algún daño. Me quedo por un rato en la misma posición hasta que el dolor cede casi completamente. Comienzo a moverme lentamente hasta estar segura de que no tengo otro daño que mi culo desvirgado. De allí, solo sigue saliendo unas gotas de semen sin rastro de sangre. Me tranquilizo. Me lavo profusamente en el lavamanos. El dolor ha remitido, solo siento mi agujerito resbaloso y un poco de ardor.
Me visto silenciosamente sin ...