1. Adoro a mi bella madre


    Fecha: 27/07/2019, Categorías: Incesto Autor: deincógnito, Fuente: CuentoRelatos

    ... impactó el tamaño de sus nalgas redondas y provocativas, así como sus piernas gruesas. Mientras esparcía la crema por su cuerpo, mi pene comenzó a crecer exigiéndome ese monumental pajazo que me hice inmediatamente en la ducha. Ese día no pude apartar su imagen de mi cabeza, y lo único que deseaba era regresar a casa para poder verla de nuevo, al salir de su baño. Sabía que era mi madre, y era consciente de que estaba ad portas del incesto, pero nada me importaba como no fuera disfrutar su belleza.
    
    Sin embargo a pesar de la convivencia permanente, solo hasta ese momento pude comprobar que si bien ella despertaba en mí, ciertas emociones inexplicables, lo cual en un principio atribuí a nuestra relación filial, no estaba exento de experimentar esas mariposas en el estómago cuando ella dedicando toda su ternura jugaba conmigo en la cama, por lo cual la imagen de su semi desnudez no me era extraña, pero si fue lastrando una curiosidad mucho más allá de lo que supuestamente me era permitido. De todas maneras dada la presencia de papá en casa, cualquier inquietud quedaba de lado, puesto que inconscientemente la imagen de otro macho apaciguaría en mí, cualquier deseo hacia ella. Por eso a partir del momento en que vivimos juntos, las cosas dieron un giro de ciento ochenta grados y el volcán del deseo, hasta entonces dormido, despertó con toda la furia al tener tan cerca su precioso cuerpo y poder observarlo furtivamente, tal como Dios la trajo al mundo.
    
    Los días siguientes fueron un tormento cada vez mayor. Comencé a madrugar para poder espiarla a las 5 y 30 am, y me encantaba mirar cómo se jabonaba en un ritual más de complacencia que de higiene. Tomaba la afeitadora y procedía a rasurar la entrepierna de su vello púbico, dejando intactos los de la entrada de sus labios y una pequeña área de su monte de venus, lo más cercano al cielo que tuve en mi vida. Queriendo no perder un solo detalle en lo sucesivo, cambié el sitio de su cama y su tocador, para que pudiera verla tranquilamente por el espejo, que además reflejaba la ducha también. Aunque nada podía compensar la magnitud de su desnudez, comencé a experimentar unos estados de ánimo que no conocía, y que oscilaban entre la euforia y la depresión luego de haberme masturbado pensando en ella. No sé si notó estos cambios pero de un momento para otro comenzó a hacerme ciertas preguntas acerca de mi sexualidad, que no eran frecuentes. Le comenté acerca de un par de nenas, hijas de amigos de la familia, con quienes tuve sexo pero la verdad que todo fue muy insulso. Ella fingidamente sonreía con mis comentarios, y en un momento me dijo que cuál era el tipo de belleza que me hacía perder la cabeza. Por poco le respondo que precisamente era ella, pero de todas maneras si le dije que quizás por ser su hijo, me hubiera encantado una mujer así de su porte, su figura y su color de piel. Se rio demasiado y queriendo bromear conmigo me dijo que podríamos ser novios pero platónicos, ya que era mi madre. Yo me ...
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