El estigma
Fecha: 07/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... colgarte, pero reconozco que este es tu apartamento y como ves lo he estado usando y hay muchos recuerdos que salvaguardar –y tras una pausa-. Además sé desde hace tiempo que fuisteis tú quien le dio el dinero a papá para que pudiera abrir mi primera librería. Por eso y solo por eso decidí venir a buscarte, y -mirándole serenamente a los ojos- porque me debes una explicación.
Comprendo, me alegro que seas feliz con tus hijos y con tu vida, que el mundo te sonría, siempre supe que triunfarías en lo que te propusieras -tras una pausa y mirando el vaso, continuó -.Respecto a aquello, siempre lo he sentido, estaba borracho, obcecado y no sé qué me pasó, pero te pido que me perdones. (Se había preparado para parecer lo más frío e impersonal posible, no quería que supiera la simple razón que siempre había estado enamorado de ella).
¿Qué no sabes qué paso? ¡Y una mierda! -le chillo y ahora con voz acalorada-. Aquella noche sobre este sofá, no me dolió que me desgarraras mi culo, sigue igual a como lo dejaste, si no que me desgarraste el corazón, con tus putas y frías embestidas, me lo jodiste.
Y aún con más excitación siguió.
Cabrón de mierda, no necesito tu compasión ¿Qué te perdone? ¿Es eso todo lo sabes decirme? -y con furor en sus ojos le pregunto-. ¿Soy una puta, Víctor?
Víctor, se sobresaltó, miró un instante esas lascivas piernas, ese cálido busto y esa sexual boca, y finalmente respondió –
Si eres una puta o no, no es asunto mío, pero si lo fueras y no ...
... fueras mi hermana, pagaría por sentir ese cuerpo junto al mío.
Y reprimiéndose, con voz más calmada, ella volvió a preguntar.
¿Soy tu puta hermana, Víctor?
Ah, ya comprendo, joder, aquello fue una simple tontería, estaba obseso por verte con Ana morreando.
Aquello no se lo esperaba Elena, nunca se hubiera imaginado que sus juegos con Ana los conociera su hermano, pero ella continuó.
Ah, eso te jodió, pase de, mi putita hermana, a puta hermana; de coto privado a uso pública, y por eso te vengaste, ¿Verdad?
Ahora el asombrado era él, ¿cómo sabía lo de mi putita hermana?, la observo en silencio, pero su contestación fue escueta.
A eso no te contesto.
Elena dolorida se levantó, y con ojos enrojecidos, exclamo.
Me maldigo por haber venido, por haberte besado, y jamás te devolveré tu dinero, es el justo pago de tu sodomía.
Elena busco sus zapatos. Su visión era borrosa por las lágrimas que trataba que no salieran de sus ojos. Víctor la miraba nervioso, inseguro. Elena cogió la chaqueta para marcharse y le hecho una última mirada con desprecio. Víctor finalmente se decidió y cogiéndola por el regazo, para evitar que se fuera, la dijo:
Espera, Elena, si hay una explicación –cogió un cigarro y lo encendió, miro el vaso y apuro su contenido, se meció el pelo una y dos veces, y finalmente empezó-. Cuando tenías trece años y yo dieciséis, no sé si por haber leído, "La lolita" de Nobokov, o porque estaba predestinado a ello, empecé a observarte con otros ojos, ...