1. El estigma


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Gays Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... mirada se deslizaba desde sus ojos a su boca y se estremeció. "Bésalos", Elena le susurro. Víctor obedeció y suavemente sus labios por breves instantes se juntaron.
    
    ¿Me habría perdonado?, pensaba él aliviado; pero como supiera sus pensamientos, ella soltó.
    
    No te he perdonado, ni por supuesto lo he olvidado, vivo con ello –y añadió-. Nunca has comprendido y nunca me has entendido, pero bueno, espero alegrarme de que estés aquí.
    
    En el camino, Elena, le relato que tenía una hija; que vivió con un amigo, pero que hacía unos años lo habían dejado. No lo aguantaba. Así que retornó a casa con su hija, y que efectivamente le iba muy bien, después de terminar filología e historia, sus objetivos se iban cumpliendo.
    
    Pues yo... -empezó Víctor, y cuando acabó. Elena se sinceró -se casi toda tu vida, Víctor; papá y mama me informaban de tus triunfos y de tus fracasos (remarcando lo de los fracasos).
    
    El apartamento se vislumbró a lo lejos, su hermana aparcó cerca de él. Víctor a través de la ventanilla del coche levanto la vista en busca de las ventanas del apartamento. Lo compró como inversión en una ocasión que vino en un viaje de negocios; luego dijo a sus padres que compraran una cama y cuatro cosas más, pero esta iba a ser la primera vez que lo habitara.
    
    Ella iba la primera con soltura como si conociera el camino; abrió y entro. Para sorpresa de Víctor estaba amueblado, con libros por todas las partes, apuntes, carpetas, y al acercarse a coger una carpeta notó ese ...
    ... inconfundible olor, no lo tocó sabía quién era la intrusa.
    
    Elena desapareció volviendo al rato con una botella de chivas regal 12 años y dos vasos; se quitó la chaqueta, tiró los zapatos poniéndose cómoda en un sofá y le ofreció un vaso mientras le dice:
    
    Anda deja de mirarme, que quiero hablarte.
    
    Si claro, lo supongo –contesta aceptando el vaso.
    
    Se sentó en un extremo del sofá enfrente de ella, y al tocarlo se dio cuenta que era el viejo sofá donde la sodomizó, y un sopor frio le subió por la espalda. Elena se percató de su gesto mientras se sentaba y recogía las piernas debajo de su culo; pero no dijo nada. Tomo un largo sorbo y suspiró. Por cada uno de los poros de su cuerpo emanaba pura sensualidad. Mirando alrededor dijo.
    
    Vengo con cierta frecuencia, para leer, estudiar, trabajar, pensar y a veces, si me gusta algún tío para follar.
    
    No te preocupes, por mí podrás seguir haciéndolo -replicó Víctor, sin pensarlo.
    
    Con muesca de dolor, clavo sus ojos en él con furia contenida, tomo un largo trago y tras un profundo suspiro empezó a hablar:
    
    Cuando esta noche sonó el teléfono y lo descolgué y oí tu voz, me quedé petrificada, volvías de la ultratumba en plena noche y sin estar preparada. Todos los recuerdos ya olvidados volvían a resurgir a borbotones sobre mi mente, pero han pasado tantos años y he jodido a tantos tíos, en todos los sentidos, y sí, también a tías para llegar a donde estoy; que ya estoy curtida en todo. El cerebro me ordenaba, simplemente, ...
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