1. En busca de experiencias -2-


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Bisexuales Autor: korso10, Fuente: CuentoRelatos

    ... entender.
    
    —Si papito. ¡Sucios! —te respondí.
    
    No te di tiempo y volví a besarte, mientras me desabrochaba la camisa y al hacerlo me estremecí al notar el corpiño algo húmedo.
    
    Y que decirte cuando te miré a vos.
    
    —Sí, es de nylon. ¿Te gusta? —te pregunté sonriendo y vos estabas sorprendido bebé— Te dije que conocía lo que te gustaba —agregué— y ahora hace algo que me gusta a mí y que te va a encantar. Chupame la teta bien chupada —dije y te metí el pezón en la boca, sosteniéndomela, como si te estuviera amamantando.
    
    Apenas sentir tus labios no pude evitar quedarme sin aliento del placer; lo apretabas muy despacio y de una manera tan suave que hacía que mi respiración se entrecortara.
    
    Te miraba y sentir que solo el pezón escapaba de la dulce prisión del corpiño, me ponía a mil, como siempre que hacía algo así.
    
    Durante los últimos tiempos había experimentado cierto placer por tener sexo sin quitarme la ropa, dejando solo lo necesario librado al alcance tuyo, de tus dedos, de tu lengua, de tu sexo.
    
    En algunas ocasiones era cuestión de ver alguna ropa o prenda mía en el placard e imaginarme teniéndola puesta y que vos la corrieras, que vos hicieras lugar, solo para satisfacerme.
    
    Ese era uno de mis fetiches y estaba satisfaciendo mi necesidad de él.
    
    Tu aliento cálido se dejaba notar, cuando hacías pequeños altos, para mirarme el pezón bien duro y parado al tiempo que podía sentir tu pija dura contra mi pierna y que no mermaba en ningún momento su ...
    ... rigidez.
    
    Yo no podía hacer otra cosa que disfrutar y tiraba la cabeza hacia atrás, recostándola en el respaldo del sillón, como una extensión de mi goce; que lindo era sentirte chupar y lamerme el pezón.
    
    Ibas de mayor a menor; lamías despacio y babeándomelo, hasta apretarlo con tus labios, con tus dientes y cada vez que hacías eso, de nuevo la respiración se me entrecortaba.
    
    Vos chupabas y chupabas, mientras me acariciabas la pierna, pero no pudiste con tu genio y comenzaste a manifestar tu fetiche ese del cual yo me di cuenta sola y por lo cual me vanaglorio.
    
    Sentir la calidez de tu mano en mi empeine, sentir como el nylon de mi media recibía y transmitía la pasión de tus caricias; saber que vos disfrutabas de eso, tanto como yo de que me chuparas la teta era muy reconfortante y placentero.
    
    Hubiera podido pasarme la tarde entera así, acariciada y chupada por mi macho en los lugares que me resultaban más estimulantes, pero lo mejor estaba por venir.
    
    Cuando empezaste a chupar con más fuerza, arrancándome gemidos de placer, me imaginé que eras mi bebé grandote y vicioso, ávido por llenarte la boca con mi pezón parado como lo estaba tu verga.
    
    Me acariciabas el empeine, mientras abrías bien grande la boca, para chupar con fuerza la mayor porción de mi teta; chupabas y chupabas, pero yo quería que te llevaras la sorpresa que tenía para vos, entonces, como lo hacía con mi hijo, limité tu boca solo al pezón, capturándolo entre el índice y el dedo medio.
    
    Te abocaste ...
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