En busca de experiencias -2-
Fecha: 19/02/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: korso10, Fuente: CuentoRelatos
Melina (segunda parte)
Yo estaba segura de que no te ibas a acordar de nuestro primer mes juntos, pero me sorprendiste con un ramo de rosas.
Yo sabía que lo hiciste de corazón aquel viernes que se cumplían los primeros treinta mejores días de mis últimos años.
—Hoy no vengas a buscarme, pero te espero mañana en casa así vemos una peli o hacemos algo. ¿Querés? —te dije.
Tu: “ningún problema”, fue la respuesta que esperaba, porque necesitaba hacer algunas cosas para nuestro festejo.
Me llamaste el sábado por la mañana, para consultarme la hora que yo quería que vinieras.
Eran las dos y media de la tarde y venías a las tres, porque ya no iba a estar Matías.
Te estaba esperando en casa, excitada, estimulada, ¡Caliente!, lista para tener con vos una experiencia sexual única para ambos; una experiencia que, si todo salía bien, nos uniría a un nivel que nunca imaginaríamos.
Para esa hora tenía todos los detalles bien cuidados y sentirme algo así como una controladora de lo que tenía en mente hacer y saber que vos nada sabías, me pasaba de revoluciones.
Viste como somos las mujeres, ¿no Luis?
Vos bien sabés que sentimos diferente a los hombres, desde todo punto de vista y más en el aspecto sexual, en donde una caricia nos hace acabar mucho mejor y con más intensidad que una buena penetración.
Bueno, yo estaba demasiado caliente debido a que no te esperarías lo que sucedería y como de costumbre, llegaste, anunciándote con un mensaje de texto primero y ...
... luego tocando el portero eléctrico.
Te puedo asegurar que cuando te abrí el cuerpo se me estremeció, ni que hablar cuando entraste a casa, saludándome con ese beso tierno como siempre lo hacías.
No te iba a atacar de entrada, no, debía ser cuidadosa al respecto y tenía que llevarte de a poco, muy despacio.
Nada podía ponerte en sobre aviso, aunque si así era, no me importaba; nada podía hacerte imaginar las horas de placer por venir que nos esperaban, sobre todo a vos.
No había a la vista, algo muy diferente del resto de los días en que estábamos juntos.
Pudiste percibir, aunque no dijiste nada, el aroma que emanaba de un hornito junto al LCD, que había comprado en una casa india y me habían garantizado que era muy relajante.
Incienso, vainilla y un agregado especial, del cual se vanaglorió la dueña del lugar: “relaja y estimula, predisponiendo muy bien”, me había dicho.
Nos pusimos a hacer algo que nos encantaba a los dos: una de las tantas cosas que compartíamos era mirar temporadas de series.
Parte de mi estrategia, era preparar un buen café, que disfrutábamos viendo televisión, mientras estábamos sentados muy juntos; tu brazo izquierdo por sobre mi hombro, pegándome más a vos y yo acariciándote la pierna, comenzando a preparar el terreno.
Juntos muy juntos, me encantaba estar así con vos.
Desde ya no me acuerdo que serie estábamos viendo, porque mi cabeza estaba en otro lado.
Me había vestido muy normal, aunque para estar de entre casa era ...