En busca de experiencias -2-
Fecha: 19/02/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: korso10, Fuente: CuentoRelatos
... sí, pero ya siendo madre mi figura se modificó y si bien me mantengo, sé que tengo cosas para mejorar, pero eso a vos no te importa.
“Te diste cuenta el cuerpo que tenés, después de traer al mundo a un chico?”, me dijiste y eso me gustó mucho.
Siempre creí que eso de enamorarte perdidamente de un hombre era mentira, pero vos me lo hiciste ver bien, con tus pequeños detalles que para mí fueron muy importantes.
Y como entendí eso pude entender el porqué de tu manía de mirarme los pies.
Luego de averiguar con las chicas más jóvenes de la oficina, utilizando mis medios, para que no se dieran cuenta de nada y después de algunas horas perdidas en Internet, te entendí.
Sé que tengo lindos pies, pero lo que no entendía era el por qué no me lo decías así que lo deduje sola, cuando me contaste de las quejas de tu ex mujer y siempre pero siempre, de alguna manera u otra la palabra pies aparecía.
Por eso, te esperaba sentada en el sillón, para darte el placer que no tuviste y para recibir el mío.
Te sentaste a mi lado, con mucha naturalidad y diste play a la serie, mientras agarrabas la taza de café humeante de la mesa ratona que tenías enfrente.
Diste un sorbo y la volviste a dejar ahí.
Mi ansiedad, mi excitación y mi calentura crecían a pasos agigantados, a cada segundo que estabas a mi lado, esperando el momento justo para dar mi estocada.
Volviste a pasarme el brazo por los hombros, pero esta vez fue el derecho.
Estabas justo como te quería y te ...
... observé: veías la serie con una concentración increíble, después te probé.
—¿Me das un beso? —te dije con voz suave.
Me miraste sonriendo con ternura y con tu mano derecha, me agarraste la nuca y me besaste muy despacio y dulcemente.
Por mi parte, te acariciaba el pecho, metiendo mi mano derecha por debajo tu camisa y vos quisiste cumplir con lo que te pedí, darme un beso, pero no te dejé seguir viendo la serie.
Te frené cuando quisiste parar; siempre me gustó que me besaran pero que lo hicieras vos, siguiendo mi pedido solo dejó que mis ratones tomaran velocidad.
Tu boca relajada, tu lengua entre sumisa y dominante, temerosa de ir más allá de una pequeña caricia sobre mis labios.
Sabía de lo que eras capaz, pero también sabía que arrastrarte a experimentar placeres que nos eran ajenos, nos daría una experiencia sin igual.
Me apoyaste la mano izquierda sobre la panza y el calor era relajante y excitante, similar a esos baños de inmersión con agua tibia y reconfortante.
Me acariciabas como siempre lo hacías, despacio y presionando casi imperceptiblemente, logrando que cada milímetro de mi piel se estremeciera.
Tu respiración que era suave, comenzó a mostrar signos de agitación muy leve, tu aliento mostraba síntomas de un control de tu parte, difícil de llevar.
Era mi momento de gloria, mi momento de tomar el toro por las astas.
—Tengo muchas ganas de vos, de tu cuerpo. De disfrutar cada pedazo de vos —te susurré— hoy vamos a darnos con todo, ¿sabés? ...