1. Rosa, viuda fantástica


    Fecha: 16/12/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... músculos faciales se fueron relajando y su gesto suavizando, terminando el acto con un gemido y una sonrisa de satisfacción.
    
    Esto, esto es lo que quería sentir -dijo al final.
    
    E inmediatamente sus caderas entraron en acción, de arriba hacia abajo, permitiendo que mi pene inmensamente inflado y rígido corriera dentro de su túnel rectal. Pasaron unos tres minutos en los que Rosa se dio gusto cabalgando con mi verga dentro de su ano, hasta que, giró sobre si misma 180 grados, sin sacar el miembro de dentro de sí y alargando sus manos para tomar las mías, se impulsó con sus piernas hacia delante y atrayéndome hacia ella, quedando de este modo, ella a gatas y yo de rodillas, sin que el pene saliera ni un centímetro de su hoyito. Comprendí perfectamente que en ese momento quería una penetración fuerte, profunda y violenta. Sin conmiseración le aferré por las caderas y empecé a aporrear su culo con mi garrote, dejándoselo ir hasta lo más hondo que podía.
    
    Contrario a lo que sentí con su vagina, su recto parecía no tener fondo, pues por más que me esforzaba en entrar hasta lo más profundo no logré percibir un tope.
    
    Rosa entonces ya no podía contener sus gemidos escandalosos y sacudía sus caderas de uno a otro lado rápida e impetuosamente y revolvía con ahínco su cabeza, desordenando sus cabellos, ora sobre la cama, ora sobre sus hombros. Sin embargo, ni tan solo un instante se me cruzó por la mente detenerme para preguntarle si le dolía o si lo disfrutaba, contrario a ...
    ... eso, mis embates eran cada vez más vigorosos.
    
    Pocos segundos después, derramaba mi líquido viril dentro de su culo. Ella sintió el calor del fluido bañando las paredes de su recto y preguntó:
    
    ¿Terminaste? Sí No, no lo hubieras hecho todavía
    
    No entendía por qué me decía aquello. No es que yo sea un gran experto, pero me di cuenta que ella había tenido un orgasmo sólo pocos segundos antes.
    
    ¿Por qué? -pregunté intrigado Me hubieras avisado Para qué Ya te digo -finalizó
    
    Pero ella no paró. Como aún mi verga seguía dentro de sí, comenzó a menear de nuevo las caderas tan deliciosamente como lo había estado haciendo. Ante ello, no tuve más remedio que agarrarla otra vez y apegarme al ritmo de aquella hembra, insaciable por la falta de hombre por mucho tiempo.
    
    No pasó mucho tiempo para sentir de nuevo la inminente sensación de la eyaculación.
    
    Ya, Mila, ya casi -dije entrecortadamente.
    
    Entonces ella giró, sacando mi pene de su hoyito trasero (que ahora más bien era una caverna) y se prendió con su boca de mi falo, chupando y mamando a mas no poder. Poquito tiempo después un torrente de semen pasó de mi pene hacia su boca, en una sabrosa transferencia que casi me deja sin sentido. La mujer continuó chupando y chupando frenéticamente hasta casi hacer colapsar mi sistema genitourinario (sin mentiras), se bebió todo lo que había conseguido y al final emitió un sonido parecido al que uno hace cuando ha calmado la sed con una Coca Cola (esto no es publicidad).
    
    Y se ...
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