38.3 Dolor que no cesa
Fecha: 19/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Desperté con sus caricias. La noche pasada, después de nuestro acto de amor nos habíamos levantado para ir al baño y limpiar los restos de nuestro gozo, la verdad es que, en su pecho lleno de vello, el semen seco, pegado a sus pelos, no resultaba muy estético.
Nos aseamos manteniendo la compostura y fuimos a la cocina de donde nos llegaba un olor orientativo de lo que allí se preparaba. Aurora, como no podía ser de otra manera, estaba presente, había venido a ver a su niño, o niños ahora que éramos dos.
Rebanadas de pan tostado con mantequilla y mermelada de naranja agria, cola cao con leche caliente, de donde se escapaba el vaho como una nueve blanca y el zumo de las naranjas de España componían nuestro desayuno. No hubiera sido necesario comer más en todo el día, me dejaron lleno.
—Voy a ir un rato para estar con María y su tía, ¿vosotros qué vais a hacer? —mi madre me miraba interrogándome con la mirada, yo miro a Nico que esquiva la mía.
—Iremos un momento contigo, quiero verle y abrazar a nuestros amigos.
—Me ha dicho María que vayamos sin el coche, no hay lugar donde poder dejar los vehículos.
Mi padre se queda en casa y vamos con mi madre hasta el domicilio de María, unos policías ordenan el tráfico desde el Club Náutico, no permiten detenerse en segunda fila. Han aumentado la vigilancia y los guardas de seguridad, aunque no piden identificación, vigilan estrechamente no dejando detalle sin observar del público que accede a la casa.
Están usando ...
... los dos salones principales, el de la casa de María y el de sus tíos que se comunican por el hall. Pasamos al que tenía el túmulo con el féretro, la tapa de cristal permitía ver su cuerpo. La impresión que me transmitió Raúl por María era diferente a la que yo observaba. Su palidez marmórea hacía que pareciera una estatua, muy bella, pero sin vida.
No quise continuar mirando porque se me partía el corazón e iba a comenzar a llorar, no había más familiar presente que la tía de María con mi madre y la fila de gente que le iba a visitar por última vez. Pasamos al otro salón donde había grupos reunidos hablando. Fui acercándome a su padre que estaba rodado de hombres mayores para estrechar su mano.
María estaba con Gonzalo y a su otro lado Borja rodeados de otra gente, ésta se adelantó a abrazarnos, no podíamos articular palabra alguna lo mismo que cuando abracé a Gonzalo, sus manos oprimían mi espalda con fuerza. El abrazo tuvo que ser prolongado porque las manos de Nico tiraron delicadamente de mis hombros para apartarnos. Borja también me abrazó, fuimos donde mi madre después de saludar al resto de los familiares, no pude ver a Ana por parte alguna. Mi madre se iba a quedar algún tiempo y Nico me dirigió a la salida.
El funeral resultó multitudinario, llegamos con tiempo y mucho antes de que empezara, comencé a encontrar conocidos y no me sentía con fuerzas para repartir sonrisas y abrazos, amigos del colegio, del liceo y las distintas facultades.
Nos escurrimos ...