Entre la viudez y el deseo (2)
Fecha: 10/12/2022,
Categorías:
Confesiones
Autor: hotmom, Fuente: CuentoRelatos
... exquisitas. Ya en el cuarto de masajes, apareció el masajista, me llamó la atención, un tipo muy atractivo, como de 40 años, de ojos verdes y como 1.90 de estatura, vestido de blanco. Me saludo, me preguntó mi nombre y mi edad y me dijo que me colocara boca abajo. Empezó a masajearme la nuca, luego los hombros y brazos y después la espalda, donde se detuvo más. Yo sólo traía una toalla alrededor de la cintura, cubriéndome mis nalgas y mi pubis. Después pasó a masajearme mis piernas, para luego llegar a mis caderas y nalgas. En algunos momentos masajeaba de más mis nalgas. Pero me sentía demasiado sensual que no me importó. El aceite se deslizaba muy rico en mi cuerpo y la fragancia era una delicia. De repente metió de más una de sus manos en el interior de mis muslos y deslizó suavemente sus dedos en mí coño. Pero después se retiró y se puso enfrente de mí, masajeando mi cabeza. De repente abrí un poco los ojos y me encontré con su entrepierna. Pasó por mi mente que con esa estatura y ese cuerpazo este joven estaría bien dotado. Siguió dándome masaje en la cabeza y en la nuca. Después me pidió que me colocara boca arriba y me dio una toalla para cubrir mis senos. Le dije que así estaba bien y empezó a masajearme nuevamente, los brazos, mi torso, mis piernas y mis pies. ...
... Antes de terminar me dijo que el paquete del masaje incluía el pubis afeitado, pero que preguntaría si estaría libre alguna masajista mujer para que me lo hiciera, pero que si no existía inconveniente él lo podía hacer. Me quedé pensando, sin embargo le dije que él lo podía hacer, que no había problema. Así que lo hizo, con mucho cuidado, con un aparato muy moderno. Se comportó muy profesional. Me dijo que no representaba la edad que tenía, que estaba muy bien conservada. Se lo agradecí.
Pero el mayor placer vino después, cuando ese hombre se retiró, pues al poco tiempo, llegó Ricardo y me dijo que siguiera boca arriba. Me dijo que cerrara los ojos y de repente empezó a masturbarme con un consolador para demostrarme que si existía el punto G, pues habíamos hablado de este tema. Fue maravilloso, recuerdo haber gritado como loca. Ya de regreso en el avión, Ricardo me preguntó que a qué hora me había afeitado el pubis. Le dije la verdad, que venía incluido en el paquete y que el masajista lo había hecho. Sentí que esto no le gustó del todo. Luego me preguntó si era joven el masajista. Le dije que sí y se lo describí. En fin, confirmé que una mujer de mi edad y mi situación puede gozar y disfrutar del sexo y el erotismo, y que esto no es monopolio de las y los jóvenes.