1. Exorcizando la infidelidad


    Fecha: 08/12/2022, Categorías: Confesiones Autor: MiguelFederico, Fuente: CuentoRelatos

    ... en común que te casaste y sos una excelente médica. Cuanto me alegro siempre fuiste brillante, y bella.”
    
    “En realidad, también soy ex, podríamos decir que somos ex festejando la libertad nuevamente.”
    
    “Increíble que dos mujeres tan hermosas estén solas, cenando digo.”
    
    “Cuidado Perla, porque tu amigo tiene una lengua filosa y me parece que intenciones non santas.” Dijo riendo Tina.
    
    “Eso seguro, pero quizás sea tan buen chico como en la prepa. ¿Querés llamar a tu amigo así no lo dejas solo mientras me contás un poco de tu vida?” Dije.
    
    “Con todo gusto, voy a buscarlo.” Dijo Sergio.
    
    Cuando el amigo se paró las dos nos miramos, era igual de elegante que Sergio, aunque con un poco de abdomen.
    
    “Tina, ¿qué opinas?” Dije.
    
    “Sinceramente, al amigo le doy tranquila. Me gusta aunque sea para la cama.” Dijo y la miré sorprendida. Y ella me guiño el ojo sonriendo.
    
    Sergio nos presentó a su amigo, Paul, un banquero socio de Sergio, soltero y de 45 años. Tan educado y seductor como Sergio. Este me contó que estuvo casado hasta hace dos años, y que la mujer lo dejó porque él trabajaba mucho. Paul en cambio nunca se había casado pero reconoció dos o tres parejas de no mucha duración. Tomamos otra copa de champagne y Tina me pidió que la acompañe a la toilette.
    
    “Perla, si estos no mueven cuando volvemos, vamos a otro lugar. Paul me gusta, pero no sé si avanzaran.”
    
    “Tina, no te reconozco.”
    
    “Amiga, aprende que ahora, es placer o pareja. Tenés 40 años, ¿para cuando ...
    ... vas a dejar el placer de lado? Dijo seria.
    
    Volvimos a la mesa y fue Sergio el que tomó la palabra.
    
    “Si las damas están de acuerdo, nos gustaría invitarlas a otro lugar para tomar un café o un trago.”
    
    Aceptamos gustosas y subimos al auto de ellos, un tremendo Mercedes Benz, ya que nosotras como íbamos a tomar fuimos en un Uber. Tina adelante con Paul y yo con Sergio sentados atrás. Sergio no perdía oportunidad de mirar mis piernas gracias al tajo de mi pollera. En otra oportunidad, lo pesqué mirando mi escote. Le hice una seña y acercó su cabeza a la mía.
    
    “Creo que hay un problema con tus ojos, van para dos lados casi constantemente, si querés te recomiendo un oculista amigo para que te los vea.”
    
    Él se sonrió y me guiño un ojo cómplice.
    
    Llegamos al otro lugar, y había mucha gente. Igual entramos y nos sentamos en una mesa. Sergio y yo estábamos enfrentados perfectamente con Paul y Tina. Charlábamos los cuatro por momentos y en otros entre cada pareja.
    
    En un momento dado, vi como Tina apretaba la pierna de Paul, que entonces la abrazó y comenzó a hablar en su oído. Tina se reía y en algunos momentos cruzaba miradas de fuego con Paul. Sergio en cambio, me contaba de sus proyectos, y no atinaba a abrazarme ni tocarme.
    
    En un momento, pusieron temas lentos y aprovechando una pequeña pista Sergio me sacó a bailar. De inmediato una mano en mi cintura y otra en la mitad de mi espalda, sin apretar, pero marcando un límite para que no tire hacia atrás mi cuerpo. ...
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