1. Exorcizando la infidelidad


    Fecha: 08/12/2022, Categorías: Confesiones Autor: MiguelFederico, Fuente: CuentoRelatos

    Esa era una noche que debía ser especial, muy especial. Era la noche que festejaríamos los 20 años de casados con Luis. Mi primer y único amor. Mi primer y único hombre. El hombre en quien confiaba ciegamente. Al que nunca ni en pensamientos engañé.
    
    Sin embargo era la noche más triste de mi vida. Estaba sola, sentada en la mesa de la cocina de mi casa leyendo una y mil veces la nota que dejó cuando se fue el día anterior, diciendo que me dejaba por otra. La releía y no lo podía creer. Semejante traición, ni siquiera tuvo el valor para decírmelo en la cara.
    
    Los dos trabajábamos, el arquitecto, yo doctora. Ambos ganábamos muy pero muy bien. Teníamos un estándar de vida alto: dos autos importados, casa con pileta en el mejor barrio de la ciudad, viajes al exterior todos los años. Y en la intimidad, todo parecía ir bien, buen sexo tres o cuatro veces por semana, nos buscábamos de igual forma uno al otro.
    
    De pronto sola. Con 40 años, un muy buen cuerpo, moldeado de tanto gimnasio y comida sana. Un cuerpo que todos los hombres miraban cuando pasaba. Sola.
    
    Una buena amiga llegó a casa porque yo no contestaba el teléfono. Abrí y entró. Nos sentamos a charlar y le conté todo. Ella no lo podía creer. Nos conocía desde adolescentes. Tina se había separado años atrás en circunstancias parecidas. En su caso el marido la dejó por la secretaria, 20 años menor que él y ella.
    
    “Perla, si nos quedamos acá nos vamos a terminar pegándonos un tiro con un revolver de juguete. ...
    ... Salgamos y veamos que trae la noche.”
    
    Yo no quería, pero insistió tanto que salimos. Me arreglé bien, con un vestido bastante escotado, que con un tajo en la falda que llegaba casi hasta la ingle. Tacos altos y un buen maquillaje para tapar las ojeras.
    
    Fuimos a lo de Tina y ella también se arregló con todo. Era una mujer hermosa, con un par de años menos que yo.
    
    Primero fuimos a un restaurant, cenamos y como nos habíamos juramentado, no hablamos de nuestros problemas maritales. Cuando estábamos por abonar la cuenta, el mozo se acercó con dos copas de champagne que no habíamos pedido y una tarjeta.
    
    “Veo que sos una hermosa mujer, tan linda como la adolescente que nunca me dejó darle un beso.” Sin firma.
    
    No necesitaba firma. El que mandaba las copas era Sergio, un pretendiente mío de la secundaria, al que nunca le permití siquiera un beso. Miré alrededor y vi a dos hombres solos en una mesa y uno levantó su copa de champagne saludando.
    
    Una seña mía bastó para que se acerque. Más de veinte años sin verlo. Vestía un traje impecable, sus zapatos encandilaban con el brillo. Bronceado y con un muy buen porte, impecable físico.
    
    “Hola Perla, realmente, un placer encontrarte. Y sobre todo, tan hermosa como cuando estudiábamos en la prepa.”
    
    “Hola Sergio, en serio, que alegría verte, te presento a Tina, una buena amiga.”
    
    “Sra. un placer conocerla. Espero no interrumpir.”
    
    “Sergio, soy ex señora, así que por favor, decime Tina y tutéame.”
    
    “Gracias. Supe por amigos ...
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