La mirada de zorra
Fecha: 22/11/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... visualizarme y que necesitaba que la gente dejara de imaginar. Cuando volví a sacar la cabeza del agua estaba como a unos diez metros de Javi que me miraba de no comprender, de que aún no se había corrido.
- Hazte una paja, pero no puedo acercarme durante un momento -le dije con la mirada.
Se acercó él.
Fui quitándole erotismo o pornografía a la escena con tranquilidad. No era por Javi sino por la gente de la playa que estaba como en shock. Se me había cortado el rollo de golpe, estaba asustada y, de verdad, necesitaba esa tranquilidad.
Y Javi lo entendió perfectamente.
Salimos del agua y regresamos a las toallas. Volví a echarme protector solar y, luego, se lo pasé a Javi. Comprobé con el rabillo del ojo que Álex estaba pendiente de nosotros y, poco a poco, fui tomando otra vez el control de la situación. La playa no estaba tan pendiente de mí como había temido. Era evidente que alguien se habría coscado del polvo que acababa de echar en el agua pero, desde luego, nadie me juzgaba.
Nadie me juzgaba... Qué tranquilidad.
Miré el reloj. La mañana había pasado casi sin darnos cuenta y la hora del café estaba ya bastante cerca. Saqué el picoteo que llevábamos en la nevera y comimos. Después de comer nos dimos otro baño y, al secarnos, recogimos para marcharnos de la playa. Cuando pasamos cerca de Álex en busca del sendero que te saca de la playa, nos despedimos de él emplazándole a verle en unas horas en casa para cenar. Llegamos al coche, echamos los ...
... trastos al maletero y nos fuimos a casa.
Todo el tiempo que transcurrió desde mis tres orgasmos hasta que estuve lista para meterme en la ducha del dormitorio fue de reflexión interior. Había abierto una puerta a lo del trío con Álex pero no habíamos terminado esa conversación. Aproveché ese tiempo para evaluar todas las experiencias que había vivido en la playa, buscar sus mensajes y construir el argumento definitivo para ese “sí” que, sin poder justificar aún, tanto me despertaba interés.
- No hemos terminado de hablar de lo del trío -le dije mientras empezábamos a mojarnos con el agua tibia de la ducha.
- Ni el polvo tampoco -me respondió sin dar tiempo a saber si yo yo había terminado de hablar.
Pero hizo bien en cortarme porque me dio la oportunidad de re evaluar. Iba a haberle preguntado un asunto de una manera pero, con su apreciación, me dio la oportunidad de replantearlo de otra que, seguro, le iba a parecer interesante y apetecible de responder.
Le di el bote de gel y me puse frente a él con los brazos extendidos hacia los lados y las piernas semi abiertas (una posición de cacheo de frente, vamos).
- Mientras me enjabonas a placer, o lo que sea -muy importante ese “lo que sea”, claro-, ¿me cuentas con todo lujo de detalles por qué te excita que me folle otro?
De repente me imaginé como la puta que es aseada por su proxeneta para enviarla a una nueva misión y me puse cachonda.
- Háblame sin tapujos...
Y, con la media sonrisa que sostuve al final ...