La mirada de zorra
Fecha: 22/11/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... de decirle eso y la mirada pícara que la acompañó, puse todo lo que estaba de mi parte para que, en un ambiente erótico festivo que me apetecía bastante, Javi me explicara su visión profunda del asunto.
Era su momento para convencerme y, por lo que indicaba mi cuerpo, y mis ganas, yo estaba predispuesta a que lo hiciera.
Se echó un chorro de gel sobre la palma de la mano y se me acercó. Se frotó las manos, me besó dulcemente en la boca y me cogió del cuello. Entonces, suavemente, comenzó a enjabonarme. Luego continuó por las clavículas, los pechos, el vientre... Y, cuando volvió a subir las manos para enjabonarme hombros y brazos, terminó de besarme y comenzó a hablar.
- Para mí es una prueba de que lo he entendido todo...
La mirada que le eché de “¿qué me estás contando?” debió ser fulminante porque, de inmediato, Javi se calló y detuvo el enjabonamiento. Entonces me miró a los ojos, levantó una ceja y sonrió.
- ¿Qué pensabas? ¿Que iba a aprovecharme para convencerte? -dijo mientras bajaba una de sus resbaladizas por mi vientre directa a colarse en mi entrepierna para sobarme el coño-. ¿Que te iba a decir algo así como “la cara de zorra de que ponéis las tías cuando os follan delante de vuestras parejas”?
Mantuvo silencio unos segundos en los que su mano no se detuvo en mi entrepierna.
- Porque la ponéis... -continuó diciendo mientras me miraba fijamente a los ojos-. Pero para que entiendas por qué me excita, tiene que saber todos sus fundamentos. Y, de ...
... todos, el amor es el más importante.
Y, claro, a mí me hablas de amor mientras me sobeteas el coño con la mano y, yo, pues chorreo como chorreo. Que hasta empiezo a succionar dedos cuando los siento cerca y, como no hay fricción con la que puedan defenderse, me los meto. ¡Y qué bien me entraron esos dos dedos!
Se puso de cuclillas delante mía y jugueteó con ellos apenas un par de veces, con mucha dulzura y suavidad. Luego, tras igualar la otra mano y ponérmela también a la altura de la pelvis, continuó enjabonándome la entrepierna, caderas y muslos mientras continuaba con su explicación.
- La verdadera fidelidad es la lealtad que se da directamente entre corazones. Es la que se da entre almas, no entre cuerpos. Cualquiera cosa que nazca de la imaginación, si pasa el tamiz del corazón, es buena. Pues, con el sexo, más todavía. Cuando, por muchos cuerpos y mucho sexo que haya en una situación, hay solo dos corazones, lo que está pasando entre esos corazones, es bueno. ¿Me sigues?
- De momento te voy siguiendo -le empecé a decir-. Pero no te creas que no me he dado cuenta de que aún no has contestado a mi pregunta. Me hablas de un rollo confianza máxima que entiendo pero... ¿Y si uno de esos corazones no necesita más cuerpos?
- Es un corazón que todavía no lo ha entendido. Solo eso. Ni mejor ni peor que otro, pues cada uno tiene su historia y sus tiempos.
- Es que no creo que trate de entender o no entender, sino de querer o no querer -volví a intervenir.
- ...