Llevaba 4 años con mi hermosa novia Mariana, y ambos teníamos 22 años. Todo era maravilloso, nos amábamos más que nunca, el sexo era muy frecuente, y en la intimidad éramos apasionados y sucios, mientras que en público los más amorosos, melosos y cursis, pero también reíamos mucho, la química era increíble y los demás reían por los comentarios algo crueles pero graciosos que nos hacíamos constantemente como si fuéramos amigos crueles, y no una pareja súper formal o aburrida, algunos incluso dirían que nos faltábamos al respeto, pero bueno, cada quien lo suyo.
Ella era tal vez demasiado para mí, los comentarios al respecto eran constantes por parte de mis amigos, a veces en tono de burla, a veces un poco más hirientes de lo que me hubiera gustado, “¿cómo es que una viejota así, te pela a ti? Jajaja”. Ella mide 165 cm, es blanca como la leche, algunos la llamarían pálida incluso, tiene el pelo negro como el infinito del vacío. Sus tetas tal vez un poco pequeñas, 30B, pero muy lindas redondas y firmes llenan perfectamente mi mano y sus pequeños y lindos pezones café claros, cerraban el trato. Ella tenía su cintura bien definida, no hacía ejercicio, así que no tenía líneas o “rayas” en el abdomen ni cerca de la zona, pero nadie se atrevería a decir que ella tenía ni un kilo extra.
Sin embargo, el premio estaba en su zona sur, tenía las piernas bien rellenas y perfectamente definidas, unas preciosas y deliciosas piernas gordas con forma muy agradable, pero sobretodo su ...
... asombroso culo era simplemente su mejor cualidad física, perdón por la superficialidad, pero es así jaja. Enorme, redondo, firme y precioso. Constantemente las chicas que conocía le preguntaban por la dieta o sus rutinas de ejercicio, “sus secretos” y ella orgullosamente le encantaba decir que no había pasado un gimnasio en su vida y apenas cuidaba lo que comía, tenía una genética bendita en su culo.
Si la veías de perfil, la exagerada curva firme y levantada de sus hermosas nalgas te sorprendería gratamente en unos buenos jean ajustados. Perdón por hablar tanto de su culo, pero en serio era un culo que lucía increíble tanto en jean ajustados, así como en una falda de tablones floja, la curva de sus preciosas nalgas levantaba la falda orgullosamente.
Estábamos en la universidad con trabajos a medio tiempo. El dinero no abundaba, pero era más que suficiente para ir al cine, el bar, un motel 1 o 2 veces por semana y algunas cajetillas de cigarros.
Cuando mi adinerada amiga Nata me invitó unos días a su casa de “descanso” que estaba a 3 horas de la ciudad, hicimos cálculos Mariana y yo, y podíamos permitírnoslo, Nata insistía en que no importaba el dinero pero nosotros no queríamos que ella y su novio pagarán todo. Ella nos aceptó de mala gana una cantidad. Cómo sea, al final del día, las cuentas salían y aceptamos.
Nata me dijo que deberíamos llevar trajes de baño y ropa ligera y cómoda, en su mayoría, tenía sentido ya que era tiempo de calor, pero remarcó que estaría ...