... mujeres tomando las maletas y Nata remató “ellas se encargan, no te preocupes” me sentí un poco avergonzado por partida doble, por las mujeres y con Nata por no saber “la etiqueta” en esa situación.
Nata me tomaba con la mano del brazo rápidamente y me llevaba dentro de la enorme y lujosa sala de la casa, “acaban de instarlo, mira” presionaba algo en su celular y se desplegaba una increíble chimenea que estaba oculta detrás de unos paneles, Mariana y yo no pudimos hacer nada más que sorprendernos y expresarlo “¡está increíble!” Decía ni novia sin vergüenza, yo miraba atentamente, Nata parecía emocionada, pero no tanto como nosotros.
Nata: tengo hambre ¿ustedes? –decía mientras la chimenea ni siquiera se acaba de desplegar aún y ya parecía perder la novedad, mi novia veía atentamente y no le avergonzaba mostrar su asombro, así que respondí yo
Yo: si, deberíamos comer algo –dije rápidamente
Nata: Alexa –decía firmemente y el aparato inteligente se encendía en una mesa cercana, indicando que escuchaba– anuncio, cocina –esperaba un segundo antes de continuar– Lucio, oye, ¿está lista la cena? –decía firmemente sin gritar, esperamos unos segundos, el aparato se encendía de nuevo
Lucio: casi lista señorita Natali, tengo listo el pan de ajo, la pizza sale enseguida, pueden venir –decía el amable hombre del otro lado, Nata no respondía
Ella nos indicaba por dónde ir y la seguíamos por la sala mientras las mujeres pasaban detrás de nosotros con el equipaje. La ...
... lujosa sala daba paso a una hermosa cocina igual de impresionante y grande, abrumadoramente blanca, un hombre de unos 50 años con uniforme de chef y aspecto impecable nos saludaba “buenas noches jóvenes” mientras servía en la enorme barra unas tiras de pan de ajo que literalmente humeaban.
Saludamos al hombre y él se presentaba, “me llamo Lucio, soy chef profesional y estaré a su servicio estos días”. Nata acomodaba unos aderezos para las tiras de pan y las comíamos, eran jodidamente deliciosos. 15 minutos después el hombre nos servía a la mesa 3 pizzas increíbles, no de esas comerciales, pizzas de un nivel muy notable, perfectamente logradas, apetitosas a la vista y abundantes en ingredientes. Mientras disfrutábamos las pizzas con algunas cervezas, el hombre se despidió amablemente y se fue.
Nata: oye amiga –decía llamando la atención de mi novia, ella la miraba– ¿y cómo es que una chica sexi y culona como tú, está con este mensillo? –decía riendo, ella también a veces me jodía con esa clase de comentarios, mi novia reía y me abrazaba dulcemente por el cuello
Mariana: ay qué mala, ¡él es genial! –decía riendo y apretando el abrazo.
Nata: jajaja no es así tan en mala onda, pero él tiene suerte de tener una chica como tú –ella dejaba clara su opinión al respecto, a mí no me molestaba nunca esa clase de comentarios, me hacían sentir orgulloso.
Yo: mucha suerte –rematé yo y todos reíamos, Mariana me besaba dulcemente en la mejilla agradeciendo el cumplido.
Nata: tu ...