Madre exhibicionista
Fecha: 20/10/2022,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... erguidos, lo ponían de manifiesto explícitamente.
Sin dejar de masturbarme furiosamente, con los ojos devorando su cuerpo, y obsequiándola con todo tipo de exclamaciones de deseo a cuál más obscena, acabé corriéndome entre gemidos de placer, manchando el suelo de voluminosos regueros de leche ante la atenta mirada de mi madre, la cual pareció ver en el semen una prueba de mi deseo por ella.
- ¡Halaaaa! Has puesto el suelo perdido, ahora tendré que fregarlo. Ja, ja, ja.
- Ufff, perdóname, mamá… no he podido evitarlo…
- ¿Te has quedado a gusto?
- Uffff. No puedes imaginar cuanto, aunque… me ha faltado… metértela…
- Ja, ja, ja. Eso no. Soy tu madre. Una cosa es una cosa y otra… Esto es un juego… me ha encantado ver como disfrutas, una cosa es fantasear que lo haces y otra follarte a tu madre. Si quieres podemos jugar a esto más veces…. Pero lo otro…
De haber sido menos inexperto, los pezones erectos emergiendo como iceberg bajo el sujetador de mi madre, y el azoramiento de su rostro, lejos de retraerme, me habrían alentado a insistir en mis pretensiones, pero, el respeto filial por cumplir con sus deseos y el temor a que mi insistencia lograra el efecto contrario y finalizasen los juegos, me hizo renunciar.
Una vez finalizada la experiencia y vestidos los dos, fingiendo continuar con la normalidad hogareña, y mientras que mi madre reiniciaba sus habituales labores de ama de casa como si nada hubiera sucedido, mi mente lo rememoraba en un vano intento de ...
... encajar las piezas de un rompecabezas difícil de asimilar a un inexperto y hormonado chico como yo.
Obviamente no me arrepentía de nada. Todo lo contrario, jamás había gozado tanto, y cualquier sentimiento de vergüenza había desaparecido por la complicidad y ambiente familiar con el que se había comportado mi madre.
Pero no podía olvidar el tabú incestuoso de la experiencia, o aquella sorprendente e irrefrenable atracción exhibicionista evidenciada por mi madre, la cual, sin haber participado de otra forma qué exhibiéndose ante mí, había disfrutado tanto o más que yo masturbándome.
Hubiera sido difícil asimilar todo aquello, aunque mi madre hubiera demostrado con anterioridad un carácter menos puritano, pero siempre había actuado como un ama de casa hogareña sin el menor atisbo de interés por algo relacionado lo más remotamente con lo erótico, y mucho menos con el exhibicionismo, por lo que me era aún más difícil de asimilar.
Pasadas unas horas, y desinhibido por la experiencia –obviamente, sin la misma, y aunque mi carácter no hubiera sido tan tímido, jamás me hubiera atrevido a hablar de algo así con ella-
- Entonces… ¿siempre te ha atraído exhibirte? – No me atreví a decir “excitado”. - Nunca lo hubiera sospechado.
- Bueno… cada uno o una tiene sus morbos… es una historia muy larga…. Además… es imposible que lo supieras, aparte de alguna tontería como lo del probador, desde que me puse novia con tu padre evité cualquier tipo de experiencia.
- Bueno… ...