1. Silvana y Alejandro


    Fecha: 14/10/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos

    ... tres, varones, Silvana jugaba justo delante de José, y no era raro que chocaran. Cada jugada, cada tanto, él la abrazaba y aprovechaba el lance. Durante todo el partido ella estuvo acomodándose el corpiño de su bikini, que parecía salirse continuamente de su lugar. Esa mañana los partidos se sucedieron: jugaron tres y los tres ganaron, y alborozados los celebraron entre abrazos y felicitaciones. Los tres días que duró el campeonato, lo tuvieron ocupados en partidos, charlas, festejos y consideraciones, hasta que resultaron campeones con su equipo. Estábamos tomando un copetín esa tarde, festejando, distendidos y de tertulia, cuando pasaron ofreciendo cuadriciclos para pasear por las sierras: el día siguiente sería muy lindo y sugerían subir al Champaquí. Silvana se entusiasmó con la idea y me invitó, pero yo no tenía ganas de ir, no me parecía que un juez podía andar paseándose en cuadriciclo. Ella no escondió su decepción, pero intervino José ofreciéndose:
    
    -¿Se anima que la lleve yo m’hijita?- le preguntó solícito. Ella se entusiasmó y me miró interrogante, para conocer cuál sería mi parecer, pidiendo permiso. La vi tan entusiasmada que no pude sino asentir:
    
    -Andá, mi amor, aprovechá y conocé-. Ahí nomás comenzaron los preparativos, acordaron cómo irían vestidos, hora de salida, y demás cuestiones. Partirían después del desayuno, previendo estar de vuelta a la hora de almuerzo. Nos fuimos a acostar temprano.
    
    Me levanté al día siguiente a primera hora y me senté a ...
    ... leer en la galería. Como a las 9 apareció Silvana ya preparada, con una mochila pequeña, una remera y shorts, sobre el bikini, que parecía que no se iba a sacar más. Hablamos dos palabras y apareció José en el cuadriciclo, una máquina hermosa con sitio para dos; vestía un short de perneras anchas y una camisa que tenía abrochados solo algunos botones. Saludaron y Silvana subió atrás, poniendo sus manos en los hombros del vecino, que ahí nomás arrancó. Los vi partir tranquilamente rumbo a las sierras grandes, parecían padre e hija de excursión, contentos y entusiastas. Cuando volvieron, eran como las 3 de la tarde. José dejó en nuestra cabaña a Silvana y siguió a la suya. Con visible mal humor y enfado, ella entró y se fue derecho al dormitorio, sin saludarme. La encontré echada en la cama, me senté a su lado y le pregunté cómo le había ido. Reaccionó airadamente, levantándose y golpeándome el pecho, mientras me gritaba:
    
    -¡¿Por qué me dejaste?! ¡¿Por qué me dejaste?!- y se echó a llorar en mis brazos. No habían cesado sus sollozos cuando me besó en la boca, un beso ansioso y ardiente, diría que desconocido en ella, siempre tan moderada y modosa; ahora parecía posesa, desesperada, como si me quisiera comer la boca, su lengua se revolvía en la mía y hurgaba los recovecos de la mía; su beso tenía un sabor desconocido. Me acarició sobre la ropa y me sacó la pija, la sobó hasta ponerla bien parada y para mi sorpresa mayor, se agachó y se la metió en la boca, cosa que no había ...
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