Silvana y Alejandro
Fecha: 14/10/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... asentir con la cabeza, mientras ella me apretaba la mano que no me soltó, cuando volvió a lo suyo con la pija de José.
-Veo que no te molesta que me chupe la pija, y que le haya enseñado que te la chupe a vos. Espero enseñarle muchas cosas más. Por de pronto, le he enseñado a coger, como has visto y has podido disfrutar. Ahora la tengo que bautizar: dicen que una mujer que da el culo pertenece para siempre al que se lo rompió, y yo tengo previsto romperle ese culito delicado y hermoso que tiene, ser yo quien la inaugure, pero quiero que sepas que aún así, seguirá siendo tu señora y no perderás tu lugar. Lo que no se, es si te dejaré culearla, porque me gustaría que eso fuera para mi-. Silvana de apretó nuevamente la mano, y dejando un instante de besar y mamar la pija, me sonrió y obtuvo mi asentimiento y conformidad.
-Sé que tendrás dudas, que no puedo despejarte ahora, por ejemplo: ¿Cogerá con otros? No lo se, no puedo predecir el futuro, pero no creo que lo haga sin permiso. ¿La compartiré con amigos? No lo sé, me gustaría, pero no quiero poner en peligro ni su figura, ni su reputación, ni tu matrimonio. Tengo amigos que se volverían locos por cogerse este biscuit. Sería hermoso prostituirla, además de buen negocio, pero no sé…, no se-. José cortó su discurso, dio un profundo suspiro y como un gruñido, y comenzó a llenar la boquita de Silvana con su lechada. Ella pegó sus labios a la poronga y recibió gustosa todo lo que le echó, que era mucho, tanto que medio se ...
... atragantó y dio un tosido, que hizo que le saliera leche por la nariz, no había aprendido a recibirla y tragarla y sufría estos accidentes. Yo asistía perplejo, porque no reaccionaba ni me oponía, al tiempo que sentía una excitación notable y una suerte de orgullo de que esa fuera mi esposa. José se relajó, y dirigiéndose a mi, me dijo:
-Listo. Ahora es hora de dormir y aquí no tienes lugar. Andate al sillón del cuarto de estar, muchacho, que yo me quedo aquí y ella conmigo, tiene su chupete para dormir-. No tenía dónde dormir, me acomodé en el sillón de la sala de estar, y pensando que solamente habían pasado cinco días de nuestras vacaciones, me dormí. Me despertaron con el desayuno: ella con su bikini y él con su short del día anterior. Nos sentamos a desayunar, y José tomó la palabra:
-A ver m’hijita, arrímese que quiero verla-. Yo paré de tomar mi café y miré atentamente, mientras Silvana se ponía de pie y se arrimaba a José, junto a la mesa. Él puso su mano en la corva de mi esposa y fue subiendo hasta el culito; allí se coló bajo el bikini y se puso a hurgar entre las nalgas, hasta encontrar el virginal huequito que quería violar, donde se detuvo, a acariciarlo con sus dedos. Silvana exhaló un suspiro y se apoyó en la mesa, mientras él, sacó su mano, buscó la manteca y untó sus dedos, para luego volver a donde estaba y zampárselos en el ojete. Ella dio como un brinco, pero se quedó quieta mientras José hacía su trabajo. Entonces se dirigió a mi, como quien comenta ...